En este libro, el autor nos explica la 10x Marketing Formula, es decir la fórmula de marketing que permite incrementar los porcentajes de crecimiento; consiste en un punto de partida eficaz, pero luego tiene que apoyarse con ideas y estrategias desarrolladas específicamente para nuestra empresa y mercado. Pero, antes de profundizar en los pasos en los que se divide la fórmula (planificación, ejecución, promoción y análisis), es importante adoptar una mentalidad exitosa. De hecho, hoy en día los profesionales que trabajan con el marketing de contenidos tradicional se encuentran en una especie de “mar rojo”, lleno de competidores despiadados en donde el nivel de diferenciación es muy bajo. Si continuamos comportándonos de la misma manera, siguiendo las mismas reglas, copiando lo que hacen los demás y utilizando herramientas tradicionales y poco flexibles como el plan de marketing, resulta difícil diferenciarse. En cambio es precisamente este el objetivo que debemos lograr para navegar en un “mar azul” de aguas limpias en donde la competencia ni siquiera se toma en cuenta. Es cierto que diferenciándonos, corremos riesgos que tienen una posibilidad alta de fracaso. Esta es exactamente la mentalidad del profesional de marketing exitoso: no podemos controlar el fracaso, pero podemos controlar la manera en que reaccionamos cuando ocurre y utilizarlo para enfocar nuestra atención en métodos de crecimiento diferentes de los de la competencia. Una figura en la que inspirarse es el responsable del crecimiento acelerado (o growth hacker en inglés): es un profesional cuyo objetivo fijo es el crecimiento. Es decir: el profesional de marketing de contenidos exitoso tiene que convertirse en un “hacker de contenidos”, una persona que sepa combinar las tácticas de crecimiento con contenidos que generen una alta conversión. Su deber es crear, publicar y compartir contenidos de valor con el público de referencia, para transformar el tráfico en clientes; pero tiene que hacerlo arriesgando y probando tácticas nuevas, y no simplemente adaptándose a lo que está escrito en el plan de marketing. Estas tácticas tienen que ser poco costosas, poco elaboradas, sencillas y rápidas de poner en práctica, probarlas y, si es necesario, cambiarlas; esto es así porque deberán utilizarse una cierta variedad para ver cuál es la que funciona mejor. Adoptando tácticas ágiles, podemos equivocarnos pero sin demasiados vínculos: podemos cambiar los métodos y la idea, y adquirir una mayor tolerancia al fracaso. Tal y como podemos aprender de Noah Kagan, fundador de Sumo.com y AppSumo, el hacking de contenidos exige innovación y riesgo para obtener resultados con un alto potencial. Obviamente, con el riesgo también llega el fracaso, pero este puede ser útil: cada vez que fracasamos, aprendemos qué es lo que no funciona y, consecuentemente, siempre estamos más cerca de lo que sí funciona. Gracias a este aprendizaje, podemos entender cada vez mejor a nuestro público, porque nos permite discernir entre lo que les gusta y lo que no. Es fundamental hacer muchas pruebas, aceptar los fracasos, aprender de ellos y continuar probando para mejorar nuestras técnicas. SpaceX, Apple, Pixar: todas ellas son ejemplos de realidades creativas, innovadoras y fuera de lo normal. Pero todo lo que hacen y han hecho estos equipos no nació directamente perfecto e innovador: la base de la creatividad y la innovación es la capacidad de aprendizaje, de aceptación del fracaso y la repetición de pruebas hasta que no se logra la mejor versión posible. No debemos escondernos del fracaso, sino aceptarlo para aprender qué es lo que no hay que hacer y qué mejorar. En este sentido, es útil adoptar la mentalidad de las startups: estas no tienen otra opción que no sea crecer rápidamente (de lo contrario no reciben financiación y mueren); para hacerlo, se ven obligadas a tomar decisiones arriesgadas, pensando constantemente desde un punto de vista de “resultado o muerte”. Aceptar la visión del riesgo como una oportunidad ayuda a desarrollar la innovación y por lo tanto el crecimiento.