El concepto de amor siempre ha dado lugar para que surjan definiciones y explicaciones muy diferentes. Según una de las teorías sobre el amor de las últimas décadas, sería el punto máximo de la evolución, el mejor mecanismo de supervivencia de la especie humana. Esto se debe a que el amor promueve la reproducción de la especie, pero sobre todo, porque hace que nos vinculemos emocionalmente a una persona que nos haga sentir seguros.
El psiquiatra inglés John Bowlby fue el primero en proponer este enfoque a mediados del siglo XX. Según Bowlby, el amor es tan importante como la alimentación. Un individuo no puede desarrollarse plenamente si no desarrolla lazos significativos con otras personas. La teoría de Bowlby fue criticada en su época, pero luego fue aceptada (a regañadientes) solo para los niños. De hecho, hoy en día todos estamos de acuerdo en que los niños tienen una necesidad absoluta de contacto físico y emocional.
Pero, ¿cómo funciona para los adultos? Bowlby pensaba que su teoría también era válida para estos, pero a nuestra cultura le resulta difícil aceptarlo. De hecho, en la actualidad persiste la creencia de que un adulto debe ser independiente y autosuficiente. Y si demuestra que depende emocionalmente de otra persona y, por ende, que es vulnerable, en ocasiones esa persona es vista como inmadura o incluso problemática.
Sin embargo, en las últimas décadas, muchos estudios han llegado a la misma conclusión a la que llegó Bowlby. Junto con un colega, por ejemplo, el autor desarrolló el Terapia Focalizada en las Emociones (EFT por sus siglas en inglés). De acuerdo con esta teoría, la conexión emocional profunda es esencial para el éxito de cualquier pareja. Esto significa que acudir a la persona amada en busca de apoyo emocional es un signo de fuerza, no de debilidad ni de inmadurez.
Pero no se trata solo de eso. Muchos estudios confirman que, cuando tenemos un vínculo emocionalmente seguro con nuestra pareja, no solo somos mejores para buscar contención, sino también para brindarla. Nos volvemos más resilientes al dolor, y también aprendemos a amarnos mejor. Finalmente, cuando sabemos que podemos recurrir a nuestra pareja para que nos ayude, podremos lograr objetivos y resolver problemas de manera más efectiva y segura.
Otros estudios relacionan la conexión emocional con nuestra salud mental y física. Por ejemplo, se ha demostrado que la soledad puede ser un factor de riesgo para la salud, ¡incluso más que el cigarrillo o que la presión arterial alta! Quienes no tienen vínculos o viven en una relación negativa tienen más riesgo de sufrir depresión y enfermedades cardiovasculares. Por el contrario, se ha demostrado que incluso sostener la mano de la pareja es un verdadero analgésico contra el estrés y el dolor.