El objetivo final del libro de David Perlmutter es motivarnos a comer mejor y cuidar de nuestro cuerpo. Lo hace explicándonos la potente correlación que existe entre la flora bacteriana intestinal y el cerebro. Además, a lo largo del camino que conecta los dos aparatos, acabaremos descubriendo muchas otras informaciones útiles e interesantes.
Antes de entrar en el tema, es mejor que nos focalicemos durante un momento en tres definiciones importantes.
Normalmente estamos acostumbrados a pensar en las bacterias, los virus y los hongos como elementos negativos, pero en realidad no son todos agentes patógenos enemigos de nuestro organismo. Al contrario: solo aproximadamente el 1% de las bacterias causa enfermedades, y algunos virus y hongos son además esenciales para nuestra supervivencia. Pensemos por ejemplo en la flora bacteriana presente en nuestro estómago que contribuye en la realización de los procesos digestivos. Pues bien, dentro de nuestro cuerpo tenemos decenas de miles de millones de estos agentes benéficos.
El término microbiota se refiere exactamente a estos agentes. Para ser aún más precisos, la microbiota es la población de microorganismos que colonizan un determinado lugar de nuestro cuerpo. Puede ser el intestino, la vagina, o también todo el cuerpo humano en general.
En cambio, la palabra microbioma se refiere no solo a los agentes en sí, sino también a todo el patrimonio genético que engloban y a las interacciones que producen. De hecho, estos microorganismos desarrollan en todo nuestro cuerpo entre dos y doce millones de genes. Comparado con los “pocos” 20.000 genes humanos, es como si nosotros fuéramos sus huéspedes, y no al contrario. Por último, la totalidad de genes se denomina genoma.
El genoma de la microbiota es complementario al del ser humano y se combina con este para brindar apoyo a las funciones orgánicas que nos permiten vivir, como los procesos digestivos, las defensas inmunitarias o la síntesis de compuestos fundamentales.
Seguramente ahora nos será más fácil comprender la extrema importancia del microbioma.
Mientras que el genoma humano es casi idéntico en todas las personas (exceptuando aquellos genes que confieren características específicas como el color de los ojos o del cabello), el microbioma es único para cada individuo, se desarrolla desde el nacimiento y evoluciona según las elecciones de vida. De hecho puede variar, haciéndose más sano y fuerte o más "enfermizo”.
El microbioma más importante de nuestro cuerpo es, sin duda, el intestinal, que también es el más extenso.
Tal vez nos parecerá increíble, pero recientemente se ha descubierto que la salud del cerebro está estrechamente relacionada con la salud del intestino. Asma, diabetes, déficit de atención, insomnio, Chron, arteriosclerosis, eczema, acné, Alzheimer, autismo, depresión, síndrome de Tourette, obesidad (y muchas otras) son todas enfermedades o problemas que potencialmente pueden atenuarse (o incluso curarse), gracias al equilibrio correcto de nuestra microbiota. Además, las bacterias intestinales proporcionan al cuerpo vitaminas de gran valor, ayudan a eliminar las infecciones y contribuyen a derrotar a virus y bacterias extraños.
La buena noticia es que todos nosotros podemos hacer algo al respecto y conseguir gozar de un cuerpo y una mente en buen estado de salud, controlando el microbioma a través de lo que comemos. Gracias a sencillas recomendaciones dietéticas y a un programa práctico para mejorar la ecología intestinal, este libro abre las puertas a un potencial estado de salud de nuestro cerebro sin precedentes.