Frente a las adversidades de la existencia, los pesimistas tienden a creer que los eventos negativos son duraderos, destruyen todo y se atribuyen la culpa de ellos. En el lado opuesto, los optimistas piensan que las derrotas son eventos temporales causados por circunstancias específicas. Para los individuos optimistas, el fracaso no es consecuencia de errores propios, sino de las circunstancias, de la mala suerte o de la acción de otros. Por todo esto, al contrario que los pesimistas, los optimistas no se desaniman tras una derrota, sino que perciben una situación negativa como un reto que aguantar y como un obstáculo superable. La buena noticia es que el pesimismo se puede evitar: de hecho, los pesimistas pueden aprender a ser optimistas aprendiendo un nuevo conjunto de habilidades cognitivas. Este libro ayuda a entender si se tienen tendencias pesimistas y presenta algunas técnicas ya afianzadas para liberarse de la tiranía del pesimismo y evitar el riesgo de caer en depresión.