Aún no conocemos del todo los procesos que participan en el aprendizaje, pero gracias a diversos estudios e investigaciones, ahora sabemos que algunos de los métodos tradicionales no son realmente efectivos. La aplicación de la psicología cognitiva a la educación dio lugar a nuevas e importantes reflexiones sobre el tema, que han sido fundamentales para saber que es necesario un cambio, sobre todo del enfoque.
Por ejemplo, la mayoría de las personas está convencida de que el aprendizaje es un proceso automático de alguna manera, que se da naturalmente tras una serie de repeticiones de un concepto. También cree que el aprendizaje es un proceso único y pasivo casi por completo, una transferencia de conocimiento de un sujeto que enseña a otro que aprende, o de un libro a la mente del lector. Nada más lejos de la realidad. El aprendizaje solo puede ser activo y se basa en gran medida en mecanismos que no son intuitivos, gracias a los cuales se generan conexiones en el cerebro humano que luego permiten recuperar la información en poco tiempo y en el momento adecuado.
Otro problema es la dificultad del juicio. Evaluar lo que ya se ha aprendido puede ser complicado porque tendemos a hacerlo basándonos en las sensaciones, más que en parámetros objetivos. El esfuerzo, y sobre todo las dificultades, se perciben como un aspecto negativo, pero en realidad resultan ser fundamentales para adquirir un nivel de conocimiento profundo y consolidado.
También es cierto que cada persona tiene sus preferencias a la hora de aprender, ya que recibe y procesa la información de forma diferente. Por lo tanto, cada uno tiene que buscar su propia estrategia y crear un método personalizado.