Muchas veces, el universo de las emociones que sentimos se reduce a las tres más simples: alegría, tristeza e ira. Sin embargo, lo que experimentamos desde un punto de vista emocional es mucho más complejo, y es importante aprender a definir todos los matices de esta complejidad para encontrarle sentido a lo que estamos experimentando. El lenguaje nos permite crear significados, establecer conexiones y aumentar la consciencia de uno mismo. El lenguaje es la base común que tenemos para clasificar y describir la información emocional que vivimos cada día. Y también, en este sentido, es el único medio que tenemos para pedir ayuda cuando no podemos enfrentar por cuenta propia una situación determinada. Quienes ven todo en términos de blanco o negro tienen más dificultades para manejar los altibajos de la vida.
Cuando las emociones se definen adecuadamente, son como un faro que nos guía en el mar de la vida.
Estudiar las emociones es una cuestión compleja, especialmente porque los estudiosos no están de acuerdo en relación al número preciso de emociones humanas existentes. Según el psicólogo estadounidense Paul Ekman, existen siete "familias" de emociones universales, a las que se suman diez que son casi universales y otras once sobre las que aún no hay un acuerdo. Los académicos Alan Cowen y Dacher Keltner creen que se necesitan al menos veintisiete o veintiocho emociones para transmitir la variedad de la experiencia humana.
En este libro, Brené Brown utiliza un enfoque más amplio. Según la autora, los matices emocionales son muy importantes, especialmente cuando queremos explicar con precisión lo que sentimos. La lista de emociones y experiencias humanas que se encuentran en este libro es el resultado de un estudio que realizó Brené Brown a lo largo de muchos años, junto con su equipo de investigadores. También participaron del estudio especialistas en salud mental.