El camino hacia el éxito es un largo recorrido lleno de obstáculos, victorias, satisfacciones y desilusiones. Alcanzar el éxito es agotador y de ninguna manera está garantizado. Esto se aplica para todas las disciplinas y el deporte no es una excepción. El deporte practicado a nivel competitivo requiere dedicación, atención y disciplina. Solo de esta manera, aprendiendo a vivir para el deporte, es posible alcanzar niveles increíbles como los de Michael Phelps.
Reconocido como el mejor nadador en términos de medallas ganadas, Michael Phelps mostró un talento precoz para la natación. Por esta razón, en un cierto momento y siguiendo el consejo de su entrenador Bob Bowman, Phelps renunció a otros deportes que amaba para dedicarse exclusivamente a la natación.
El título que Phelps eligió para contar su historia es "Beneath the Surface", que significa "bajo la superficie". Esta definición podría indicar tanto su habilidad para estar en el agua como el esfuerzo de contar su historia desde una perspectiva diferente. Contar la historia de uno mismo requiere autenticidad y para hacerlo de la mejor manera, es necesario ir en profundidad.
Cuando Phelps empezó a nadar a la edad de aproximadamente 7 años, no le gustaba el agua y detestaba sumergir la cabeza bajo ella. Sin embargo, aprendió a gestionarlo todo con disciplina, revelándose rápidamente un fenómeno. A los 14 años, Phelps ya había obtenido numerosos reconocimientos y los entrenadores nacionales lo observaban para competir en los Juegos Olímpicos. Tenía récords en los 400 metros y los 800 metros en estilo libre, y los 100 metros y los 200 metros en mariposa, lo cual era un gran logro para su edad.
Pero detrás de cada éxito hay mucho trabajo y para descubrirlo es necesario ir "por debajo de la superficie".