Con sus acciones, los seres humanos ya han modificado de manera directa más de la mitad de la superficie terrestre —excluidas las áreas cubiertas por glaciares— e indirectamente la mitad del resto. Nuestra influencia ha sido tan profunda que ha originado lo que los científicos llaman Antropoceno. El término fue acuñado en el año 2000 por Paul Jozef Crutzen, meteorólogo y químico atmosférico, ganador del premio Nobel por la química en 1995 junto a sus colegas Frank Sherwood Rowland y Mario Molina. Con Antropoceno se entiende la época geológica actual, en la que el impacto humano ha modificado de manera sustancial el ambiente terrestre, ya sea a nivel local que a escala global. Los científicos no se ponen de acuerdo en relación a la fecha de inicio y el debate sobre el Antropoceno aún está abierto, pero según el Anthropocene Working Group podría haber iniciado a mitad del siglo pasado cuando los Estado Unidos y la Unión Soviética empezaron las pruebas para crear la bomba nuclear. De hecho, los isótopos producto de las detonaciones han dejado una marca tangible e inequívoca en la historia geológica terrestre. El calentamiento atmosférico y de los océanos, la desertificación, la acidificación de los mares, el deshielo de los polos, el aumento del nivel del mar, la eutrofización (el aumento nocivo de los nitratos y los fosfatos en un ambiente acuático) son todas las consecuencias del éxito de la especie humana. Durante el Antropoceno, en todo el mundo no existe un lugar, ni siquiera el más remoto, en el que no haya señales del impacto humano. Por ejemplo, los seres humanos han modificado el curso no solo de algunos ríos sino de enteras cuencas hidrográficas, han producido alrededor de ciento cincuenta veces más dióxido de carbono que los volcanes y han inducido terremotos a causa de las acciones de la industria del petróleo y el gas.
Los seres humanos son la principal causa de extinción y, con gran probabilidad, también el principal factor de especiación, que es el proceso evolutivo a través del cual se forman nuevas especies. En la historia de la Tierra existen pocos ejemplos parecidos a lo que está sucediendo actualmente en el Antropoceno. Desde el punto de vista de la drástica disminución de las especies, el evento más reciente fue la extinción masiva que hizo desaparecer aproximadamente el 75% de las especies animales y vegetales del cretáceo, entre las cuales también los dinosaurios, que tuvo lugar hace 66 millones de años a causa del impacto de un asteroide en el Golfo de México y el consiguiente cambio de las condiciones ambientales de la Tierra. Pero este hecho no es comparable con el impacto antrópico actual: el cambio que los seres humanos han causado y continúan generando no es análogo con otro del pasado y esta novedad hace que sea difícil, o incluso imposible, prever las consecuencias. Desde un punto de vista prudente sería de sabios replantearnos nuestros hábitos y reducir drásticamente nuestra huella ecológica, pero somos casi ocho mil millones de personas en el mundo, cada uno con necesidades adquiridas o deseadas, y volver atrás parece una solución utópica. A esto podemos añadir que muy probablemente, no sería suficiente para volver a una situación de relativo equilibrio.