Los niños de las generaciones pasadas eran fuertes, resilientes y llenos de vitalidad, pero hoy hay mucha debilidad, malestar físico, falta de voluntad e imaginación.
Un estudio realizado en 2011 activó una alarma preocupante: a uno de cada seis padres se le recomendaba someter a su hijo a algún tipo de tratamiento por problemas de atención, coordinación, equilibrio, fuerza o procesamiento sensorial.
Pero esto no es todo. Un número cada vez mayor de pediatras, terapeutas, profesores y padres informan de un preocupante aumento de los problemas que afectan a los niños desde una edad temprana. Están más distraídos en la escuela, torpes, apáticos, estresados, ansiosos y temerosos. Por no hablar de las condiciones de salud. La obesidad, la debilidad, las constantes gripes, dolores de todo tipo, la mala coordinación, y las malas posturas están a la orden del día.
Pero, ¿por qué de repente niños y bebés necesitan distintas terapias? ¿Por qué está aumentando vertiginosamente el número de niños con dificultades de conducta y de desarrollo? ¿Qué hay detrás de todo esto?
Hoy en día, nuestros niños se ven obligados a llevar un estilo de vida que carece de las bases para un crecimiento saludable. Lo que para nuestros abuelos era normal, ahora es un recuerdo lejano: jugar al fútbol en la calle, caerse de la bicicleta, trepar árboles, ensuciarse con barro, caminar por el bosque, pasar tiempo con los animales o crear con las manos.
Además, hay cada vez más barreras entre los niños y el mundo exterior, como el miedo a las personas mal intencionadas, las calles peligrosas o los parques abandonados. Y si bien internet, los teléfonos móviles y los videojuegos son útiles, solo han contribuido a crear una generación más frágil a nivel mental y físico.
Hay muchos investigadores que están estudiando las causas de estos trastornos y de muchos otros, que son signos claros de que las habilidades motoras y sensoriales no se están desarrollando adecuadamente. El estilo de vida de nuestros hijos no contempla un crecimiento saludable, pero, afortunadamente, esto tiene solución ¿Cuál es el antídoto? Que vuelvan a jugar al aire libre todos los días, durante el mayor número de horas posible.