Blue Economy 3.0

En el sistema económico actual, capitalista y globalizado, unas pocas grandes multinacionales controlan prácticamente todos los bienes comunes. Esto es posible gracias a las concesiones otorgadas por los estados para la explotación de los recursos primarios como por ejemplo los energéticos, los mineros y los hídricos.

Al no pagar por las materias primas, estas megaempresas privadas pueden beneficiarse de economías de escala con las cuales ningún productor más pequeño puede competir. Este modelo empobrece a las comunidades locales, a las que se les arrebatan los recursos que la naturaleza provee en abundancia para todos. La riqueza creada por estas grandes multinacionales ni siquiera permanece en el territorio donde se produce, ya que la mano de obra empleada es cada vez menor y las ventas solo enriquecen las carteras de los accionistas y los mercados extranjeros.

Los precios competitivos que las multinacionales pueden ofrecer son el resultado de no tener que pagar el coste completo que implica la producción. Se estima que el verdadero valor de una hamburguesa que hoy cuesta 10 dólares, si se pagara el agua utilizada para producirla, sería de por lo menos cien. En la práctica, se ha permitido que algunos actores privados se enriquezcan robando los recursos que deberían ser de todos, agotándolos progresivamente y devastando el ambiente del cual obtienen beneficios.

Los sistemas legislativos actuales han decidido no limitar ni regular de ninguna manera el acceso a los bienes comunes, y muchos dirán que si no se ha hecho hasta ahora es porque no se puede hacer. En realidad, al igual que se regula el acceso a muchos bienes y servicios, también se podría hacer para los recursos primarios. Pero con el sistema capitalista actual, nadie se siente realmente responsable. Nadie y ninguna empresa piensa que tiene que solucionar la situación.