El nacimiento del primer hijo nos cambia la vida, no hay más que agregar. Ya sea por decisión propia o como consecuencia imprevista de una historia de amor entre dos personas, nadie está realmente preparado para enfrentar uno de los eventos más importantes en la vida de una persona.
John Medina es un biólogo y divulgador, y sus libros abordan diversos temas educativos desde una óptica que combina su experiencia como investigador y consultor de familias. En Brain Rules for Baby decidió dar forma a la gran cantidad de preguntas que se han planteado los nuevos (o futuros) padres a lo largo de los años, para ofrecerles una valiosa orientación sobre su difícil labor. A lo largo del libro brinda consejos prácticos y conocimientos generales sobre las principales teorías cognitivas, derriba algunos mitos que se resisten a morir e infunde valor al lector para ayudarlo a afrontar esta etapa llena de imprevistos.
La gente busca respuestas a preguntas que puedan resumirse en cinco grandes categorías: cómo criar a un niño feliz, cómo educar a un niño moralmente bueno, cómo criar a un niño exitoso, cuánto puede aprender un niño mientras aún está en el útero y qué pasará con la relación de pareja después del nacimiento del bebé. El investigador analiza cada tema por separado, y plantea algunas premisas necesarias. El crecimiento cerebral en los primeros meses y años de vida se produce a través de procesos muy complejos, como si se tratara de un Big Bang. Por esta razón, no hay respuestas únicas que se puedan aplicar en todos los casos. Cada niño es un universo en sí mismo, al igual que sus padres y el contexto cultural del que forma parte. Sin embargo, combinando las teorías cognitiva y conductual con las de la evolución y la memoria, podríamos decir que los primeros cinco años de vida son sumamente importantes.
La ciencia nos dice que los seres humanos evolucionamos para dar a luz a bebés que aún no están del todo preparados para ser independientes, como ocurre con otros animales. Cuando venimos al mundo, nuestro cerebro no está preparado para sobrevivir, y aquí es donde el papel de los padres se vuelve fundamental. Por lo tanto, la supervivencia misma nos ha convertido en seres profundamente dependientes de las relaciones con quienes nos rodean, con quienes nos aman y con la comunidad. En el pasado, el núcleo familiar era mucho más fluido y confuso que ahora.