Solo tenemos un cerebro, pero nuestra mente no es una sola ya que existen dos sistemas independientes, uno conectado a nuestra parte emotiva e instintiva, que siente dolor y placer, y otro vinculado a la racionalidad, que es el sistema reflexivo o consciente, y que representa nuestra parte que analiza, toma decisiones y proyecta el futuro.
En La hipótesis de la felicidad, el psicólogo de la Universidad de Virginia Jonathan Haidt dice que nuestro lado emotivo es un Elefante y nuestro lado racional es su Jinete. Montado sobre el Elefante, el Jinete sostiene las riendas y parece que tiene el control, pero en realidad es un control precario porque el Jinete es minúsculo al lado del Elefante. Cada vez que el Elefante y el Jinete estén en desacuerdo sobre la dirección que hay que seguir, el Elefante tendrá las de ganar.
Por lo tanto, para incentivar el cambio tenemos que trabajar para apoyar al Jinete quien, como pensador y planificador, puede trazar el recorrido para un futuro mejor siempre y cuando sepa gestionar al Elefante. De hecho, el Jinete tiene una gran debilidad, la tendencia a contemplar y analizar. Además, su análisis casi siempre se centra en los problemas y no tanto en las cosas positivas.