Davide Goggins nació en 1975, en Búfalo, Nueva York. La suya no fue una infancia serena: ya a la edad de seis años el ritmo de su vida estuvo marcado por el trabajo del padre y por su despotismo. El padre (Trunnis) era un empresario que se hizo a sí mismo, ganaba mucho dinero gestionando Skateland, una pista de patinaje con discoteca. Su equipo de trabajo estaba formado por David, su hermano mayor y la joven madre. Cada noche toda la familia pasaba horas en la pista de patinaje: a partir de las seis de la tarde ya tenían que dedicarse a todas las tareas; era un lugar muy popular, fuente de atracción para muchas personas, sobre todo para familias, así que siempre estaba al máximo de su capacidad.
Además de limpiar la pista, antes de su apertura, e higienizar los baños después del cierre, David se encargaba de ordenar y limpiar los patines que se alquilaban a los clientes, mientras la madre y el hermano hacían otras tareas. Acabado el turno de trabajo, él y el hermano casi siempre dormían en el sofá de una habitación ubicada en el piso de arriba de la pista, desde donde oían el ruido de la discoteca —y la mañana siguiente tenían que ir a escuela. Vivían en un lindo barrio, tenían una casa lujosa, autos bonitos; a los ojos del vecindario parecían la familia ideal. Pero la realidad no era esa: el padre era violento y maltrataba a toda la familia; le pegaba a la madre delante de los hijos a los que también golpeaba con el cinturón ante cualquier excusa. El pequeño David cada mañana llegaba a la escuela agotado y la voz de la maestra para él era como una canción de cuna que le hacía dormirse. No aprendía nada porque siempre estaba demasiado cansado y tenía demasiado miedo. Incluso cuando salía con sus compañeros a jugar al patio de la escuela, no estaba sereno, tenía que estar atento a los movimientos que hacía para no enseñar los moretones que le cubrían el cuerpo.
Cuando David tenía ocho años, la madre consiguió poner en marcha un plan de fuga, con la ayuda de una vecina de buen corazón y con una tarjeta de crédito que consiguió con el permiso de Trunnis, que además siempre se negó a casarse con ella y se guardaba todas las ganancias para él.
En un viejo Volvo, se fueron a Brazil, una pequeña ciudad en Indiana —el lugar en el que vivían los abuelos maternos de David.