Cuando Edward Norton Lorenz era niño, tenía una pasión por los problemas de matemáticas y pasaba su tiempo resolviéndolos. Su padre lo ayudaba, sobre todo con la intención de pasar tiempo juntos. Un día, cuando Lorenz no pudo encontrar la solución a una ecuación, su padre le dijo: "En realidad, acabas de resolverla. Has descubierto que no tiene solución".
Sin saberlo, con esta frase, su padre había esbozado un principio en el que más tarde Lorenz y otros científicos focalizaron sus estudios. Fue el comienzo de una nueva era científica enfocada en la búsqueda de una definición del caos.
De hecho, los estudios se basaron en el deseo de encontrar un orden dentro del caos. La solución a la que se llegó en la década de 1970 tenía cierta similitud con la respuesta del padre de Lorenz. El caos en sí mismo es una ciencia. Su falta de un orden seguro y predecible lo hace exactamente lo que es: el caos. Pero ¿cómo es posible que haya un orden intrínseco en el desorden?
Puede que hayas tenido un amigo o amiga realmente desordenado/a. Es posible que en el momento en que se lo mencionaste, haya respondido: "Ah, pero en mi desorden sé dónde buscar las cosas". Esto no significa necesariamente que el caos esté ordenado, sea cual sea su campo de aplicación. Sin embargo, cuando algunos fenómenos se vuelven impredecibles y caóticos, en un momento dado podemos decir que tienen características comunes.
Los estudios de Lorenz a lo largo de los años lo llevaron a aprovechar la innovación tecnológica para representar eventos. Siendo un meteorólogo, el objeto de sus experimentos fueron los eventos climáticos y su previsibilidad.
Fue gracias al uso de computadoras y representación gráfica que pudo identificar una característica común en varios eventos caóticos, aparentemente dominados por el caos ya que solo eran predecibles hasta cierto punto.
En el caso del clima, esto se representaba, por ejemplo, como un número de días en los cuales era posible predecir cambios climáticos. La representación gráfica de sus experimentos condujo a un trazado que reproducía un diseño similar a las alas de una mariposa. Gráficamente se habían reproducido diferentes fases, en términos temporales, de varios fenómenos. Según sus características, la sucesión de las fases examinadas delineaba diferentes trayectorias.
Cuando las condiciones del evento bajo análisis no variaban, las líneas eran constantes y convergían hacia un punto único. Cuando se trataba de patrones que se repetían periódicamente, las líneas formaban órbitas circulares. En otros casos, los eventos se repetían con un patrón más complejo, aunque con un ritmo predecible que daba lugar al llamado "período tres". Finalmente, estaba el trazado caótico que representaba las fases del caos mediante un patrón similar al de las alas de una mariposa.