Actualmente, a diferencia del pasado, el mundo entero (excepto por algunas zonas menos influyentes en el desarrollo global) sigue los mismos principios en materia de economía: se produce para obtener ganancias económicas, se invierten principalmente capitales privados y el liderazgo empresarial se traslada a nivel internacional: es el triunfo del capitalismo, un sistema que, de la mano del liberalismo y la globalización, busca aumentar los intercambios comerciales, financieros e incluso de la fuerza laboral entre los diferentes países. La lengua del capitalismo es la del dinero y la ganancia económica, y es conocida por todo el mundo; el bienestar material se ha convertido en el principal objetivo de la mayoría de las personas.
Karl Marx, en sus escritos, explicaba con las expresiones “estructura” y “superestructura” el sistema económico y las instituciones sociopolíticas y culturales, respectivamente. Según Marx, el modo de vivir está determinado por el modelo económico en vigor. Con el final de la Guerra Fría estos dos elementos se han ido nivelando progresivamente, reforzando el establecimiento del sistema capitalista y difundiendo por todo el planeta la misma manera de pensar clara, lineal y objetiva.