Es imposible eliminar las preocupaciones, ya que forman parte de nuestra vida, pero podemos aprender a convivir con ellas. Si no se manejan adecuadamente, el miedo, la ansiedad y la angustia pueden tener graves consecuencias en la salud física y psicológica de una persona, como por ejemplo enfermedades cardíacas, úlceras estomacales, hipertensión, enfermedades psicosomáticas y depresión. La ansiedad actúa como una gota de agua que cae día tras día y llega a cavar un túnel del que es muy difícil salir. Hay una gran diferencia entre pensar en el mañana de manera constructiva y estar ansiosos por algo que podría suceder algún día. El primer pensamiento sigue la lógica de causa y efecto y sirve para hacer planes concretos para el futuro. En cambio, el segundo pensamiento es inútil si queremos lograr un objetivo y es además muy perjudicial para la salud. No pensar en el futuro no significa que no tengamos un plan, sino simplemente no preocuparnos por lo que podría pasar mañana. En un discurso a los estudiantes de la Universidad de Yale, Sir William Osler les sugirió vivir cada día en "compartimientos estancos" como una forma de superar la ansiedad. Osler lo había aprendido en un viaje en un transatlántico. Se había dado cuenta de que el capitán lograba aislar distintas partes del barco simplemente presionando un botón que accionaba los mamparos estancos, porque de esta manera, en caso de producirse una fuga a bordo, hubiera habido tiempo para ponerse a salvo. Según Osler, debemos aprender a hacer lo mismo con nuestros pensamientos, es decir, cerrar la parte que corresponde a los días pasados y también la de los días futuros y concentrarnos únicamente en el presente. Solo así podremos enfrentar incluso el día más exigente y no sucumbir al pánico.
También puede pasar que nos sintamos abrumados por el trabajo diario. En este caso, podemos utilizar el ejemplo del reloj de arena, en cuya parte superior hay miles de granos de arena que deben pasar por el agujero central y luego asentarse en la parte inferior. La razón por la que un reloj de arena nunca se bloquea es que los granos de arena pasan uno a la vez. Puede parecer difícil al principio, pero la solución para evitar angustiarnos cuando nos sentimos abrumados por los compromisos es justamente esta: hacer una cosa a la vez.