Empecemos con un pensamiento a contracorriente: el crecimiento no siempre provoca bienestar, tampoco cuando se trata de negocios. La cultura consumista nos incita a pensar que “más” siempre es “mejor”. Pero querer más no nos conduce obligatoriamente hacia la satisfacción y la felicidad que se nos promete. Y para las empresas, “no escalar” significa no soportar gastos de personal ni de alquiler, evitar la responsabilidad de dirigir el trabajo de otras personas, no tener demasiados clientes a los que tener que hacer un seguimiento ni complacer.
Elegir ser una “compañía de uno” significa elegir de forma consciente una dimensión limitada y, sobre todo, significa decidir construir un proyecto profesional alrededor de nuestra vida, y no al revés. Cuando Tom Fishburne, en 2010, dejó su carrera para convertirse en dibujante de cómics, tenía el cargo de vicepresidente de marketing en una gran empresa. El cambio radical de su vida profesional no supuso un empeoramiento: Tom creó un proyecto laboral estable, pequeño y resiliente que le da la posibilidad de construir la vida que deseaba, cerca de sus hijos y de su esposa, con ritmos sostenibles y una alta gratificación intelectual. Como él, muchísimas son las personas que abandonan una carrera estresante para reestructurar su vida profesional y privada.
Cuando hablamos de una “compañía de uno” estamos describiendo una empresa que pone en duda algunas formas de crecimiento tradicional. No se opone por principio, pero considera que el crecimiento no es siempre el paso más inteligente, ni siquiera desde un punto de vista financiero. El modelo de la “compañía de uno” no se posiciona en absoluto como un anticrecimiento, sino que propone un progreso controlado y de calidad. Las principales características del modelo son cuatro: resiliencia, autonomía, velocidad y simplicidad. A cambio se obtiene algo que las personas cada vez buscan más: significado y autonomía. La definición no debe entenderse en sentido literal: las “compañías de uno” son también las formadas por un grupo pequeño y, aún más importante, esta modalidad de trabajo la pueden aplicar empleados, jefes o directivos: quien quiera trabajar con mayor autonomía puede adoptar los principios en los que se sustenta esta filosofía empresarial. Todos deberíamos actuar en el trabajo imaginando que somos una “compañía de uno”.