Según Osho, la mayoría de nosotros nos movemos como sonámbulos a través de nuestra existencia. Nunca somos plenamente conscientes del ambiente que nos rodea ni estamos realmente presentes en lo que estamos haciendo. Ni siquiera somos conscientes de las razones por las que hacemos o decimos ciertas cosas. Nuestra mente está continuamente invadida por miles de pensamientos frenéticos, a tal punto que no nos damos cuenta de lo que está pasando y de quiénes somos realmente. En la práctica, es como si viviéramos como un sonámbulo, es decir, una persona que se desplaza en un sueño perenne.
Vivimos vidas mecánicas, automáticas e inconscientes. Mientras dormimos estando despiertos, simplemente expresamos nuestros condicionamientos, hábitos e impulsos, pero no nuestra verdadera esencia. Entonces, esto es lo que significa el sonambulismo para Osho: actuar por hábito, impulso, pero sin darse cuenta de lo que realmente está sucediendo. Cuando somos sonámbulos, no estamos realmente allí, sino en otro lugar, perdidos en nuestros pensamientos sobre el futuro o el pasado. En cualquier parte, menos en el presente. Estamos desatentos y distraídos.
Sí, nos hemos vuelto muy eficientes haciendo la mayoría de las actividades en las que nos desempeñamos, pero eso es parte del problema. Nos hemos vuelto tan eficientes que ya no necesitamos estar conscientes para hacerlas, nos hemos convertido en una especie de robots. Por lo tanto, no logramos disfrutar plenamente de la vida ni sentirnos satisfechos, plenos o en armonía. Actuar de forma automática es como trabajar mientras estamos anestesiados lo que no nos brinda ninguna satisfacción y a su vez origina nuestra falta de atención porque nos distraemos pensando en otras cosas. Si pensamos en otra cosa mientras estamos haciendo algo, significa que no estamos presentes, y según Osho, esta es la raíz de todo mal.