El copywriting se basa en dos pilares: la estructura y la estrategia, que son fundamentales para convencer a nuestros interlocutores de que hagan lo que queremos.
También es cierto que quien creó el producto y lo conoce detalladamente puede escribir los mejores textos creativos, porque nadie tendrá un conocimiento igual del producto o servicio que queremos vender que quienes lo crearon. Por lo tanto, esta será la persona que agregue al texto toda la información necesaria para que nuestro nicho de referencia dé los pasos necesarios para comprar lo que se está proponiendo en el anuncio.
También debemos prestar atención al estilo del texto, que tendrá mayor efectividad si las personas que lo leen no se dan cuenta de que están leyendo un anuncio, ya que les está hablando de un tema que realmente les interesa.
El contenido del mensaje promocional debe apelar directamente a los deseos y temores de las personas utilizando el lenguaje que usan en su día a día. Debe sentirse como una conversación que podrían tener con un amigo o con alguien de confianza. De hecho, hay un antiguo dicho que dice que "a la gente le encanta comprar, pero odia que le vendan".
Actualmente tenemos que luchar más por captar la atención de las personas respecto al pasado, por lo que debemos conquistar a los lectores activando su curiosidad, para luego llevarlos a que realicen la acción deseada.
Es muy importante que sepamos quiénes conforman nuestro nicho de mercado, conocer sus miedos, sus sueños y sus opiniones lo más detalladamente posible para poder comunicarnos mejor con ellos y convencerlos de que compren lo que estamos vendiendo.
Vendemos a personas, no a un número o a un ente abstracto, por lo que es fundamental que pensemos en alguien concreto para imaginar a nuestros posibles compradores. De esta forma, podremos apelar directamente a sus necesidades y deseos.
Para escribir textos creativos eficaces es importante (y necesario) que escribamos un texto que no sea para nada eficaz, ya que no podremos aprender a tomar las decisiones correctas hasta que no tomemos las equivocadas, ¿cierto? Para convencer a nuestros clientes potenciales de que compren lo que estamos tratando de vender, debemos darles razones válidas y sólidas.
Algunas de las principales motivaciones para adquirir productos o servicios se relacionan con la posibilidad de ganar dinero, ahorrar tiempo y/o dinero, evitar esfuerzos, escapar de situaciones de dolor mental o físico y lograr un mayor confort. También puede haber motivaciones relacionadas con la búsqueda de un mejor estado de salud, mayor reconocimiento, poder recibir más cariño o ser más popular, porque no para todo el mundo el único motor es el dinero.