Creative strategy and the business of design

Los profesionales creativos que quieren seguir siendo competitivos tienen que entender el lenguaje de los negocios, conocer los objetivos de la empresa y de marketing, y ser capaces de entender o estructurar una estrategia sólida que apoye la ejecución creativa. Claro que podemos ser creativos que nos dediquemos únicamente a la ejecución de la idea que se nos pide; pero esta no es la dirección correcta para proponer soluciones creativas y crear relaciones profesionales a largo plazo.

A cada táctica creativa (es decir, a cada ejecución) tiene que corresponder una sólida estrategia; si así no fuera, se generaría confusión y desacuerdo entre los miembros del propio equipo creativo, y asimismo entre el equipo creativo y el estratégico. Además, entraría en juego el ego de las personas: todos tenderían a hacer valer su idea en detrimento de la necesidad de satisfacer la demanda del cliente de manera objetiva y estratégica. Sin una estrategia basada en la investigación y los hechos objetivos, rápidamente nos damos cuenta de que nos estamos concentrando solo en una idea, y no en una solución creativa para el negocio.

La diferencia entre la mera ejecución y la sólida estrategia es evidente. Imagina una partida de ajedrez: la estrategia es el plan que debemos implementar para conseguir hacer jaque mate; la ejecución es el conjunto de movimientos que haremos para alcanzar el objetivo. El enfoque estratégico es la diferencia que hay entre tomar lecciones de natación (estrategia) y lanzarse al mar para aprender a nadar (táctica).

Por lo tanto, abordar un trabajo creativo desde un punto de vista estratégico es la solución más eficaz para tener éxito a largo plazo: necesita más tiempo y requiere una investigación más profunda, pero promete mejores resultados ya sea para la campaña en la que estamos trabajando actualmente que para las campañas futuras, permitiendo que el equipo creativo establezca una relación más sólida y duradera con el cliente.