La innovación y la creatividad son dos conceptos difíciles de definir con precisión debido a que son una construcción multifacética en la que interactúan elementos cognitivos, biológicos, culturales y sociales. Hay muchas partes que intervienen en el proceso creativo. Algunas son conocidas, otras aún no están tan definidas. A su vez, cada una de ellas involucra sus propias redes neuronales, y también puede ocurrir que algunas sean opuestas a otras.
La atracción por la innovación es un requisito muy importante cuando se trata de la creatividad, porque si una persona ya está satisfecha con un resultado o con los conocimientos adquiridos, no iniciará un proceso para descubrir algo más.
La sabiduría es la capacidad de pensar en problemas relevantes y hacer preguntas importantes, y de hecho la creatividad requiere tanto de virtuosismo mental como de relevancia. Si Albert Einstein hubiera utilizado su aguda imaginación solo para buscar la perfección a la hora de crear jardines, por ejemplo, seguramente habría sido recordado por todos los paisajistas del mundo, pero no se habría convertido en una de las mentes más brillantes de la historia humana.
La capacidad de relacionar los conocimientos que ya hemos adquirido con problemas nuevos nos ayuda a reconocer patrones familiares en temas que al principio parecen ser toda una novedad. Como decía Isaac Newton, “si he visto lejos, es porque iba sobre los hombros de gigantes”. Muchos conceptos innovadores, tanto científicos como artísticos, no son más que formas evolucionadas y modificadas a lo largo del tiempo de conceptos conocidos. Por ejemplo, durante el proceso con el que Pablo Picasso llegó al cubismo, primero se dedicó al realismo pictórico.
Tanto la capacidad de generar como la flexibilidad mental son necesarias para abordar un problema determinado desde diferentes enfoques, un requisito fundamental para el proceso creativo, tanto en el campo científico como artístico. De hecho, es muy poco probable que el primer enfoque para resolver un problema sea el correcto, por lo que la habilidad de un científico también radica en usar diferentes puntos de vista. De la misma manera, si un artista practica varias formas de arte (como por ejemplo pintura, escultura y cerámica) tendrá un mayor enriquecimiento precisamente gracias a la combinación de estas formas diferentes de arte.
El ímpetu y la determinación son dos elementos que nos ayudan a poner en marcha todos los recursos necesarios para afrontar un problema o dedicarnos a una actividad durante mucho tiempo. Muchos descubrimientos científicos u obras artísticas son producto de años de arduo trabajo. Esto no sería posible sin dedicación ni resiliencia frente al fracaso.
La capacidad para divagar de la mente es la base de ese misterioso proceso, gracias al cual la solución a un problema o una corazonada artística puede que se manifieste de repente, como si viniera de la nada. Este es el famoso momento “Eureka” de Arquímedes.
Por otro lado, el enfoque mental es la capacidad de mantenerse enfocado y seguir un flujo lógico de pensamiento.
Un espíritu iconoclasta nos permite ir más allá de la situación actual y permanecer fieles a lo que queremos, incluso cuando encontramos oposición y desaprobación por parte de los demás. Algo parecido a lo que le pasó a Vincent van Gogh, cuyas obras fueron destrozadas por la crítica de su época.
También es importante el elemento opuesto, es decir, tener afinidad o un interés por los temas centrales de la sociedad y la cultura en la que se vive. Esto hará que el trabajo de la persona creativa sea rescatado por otras y que no caiga en el olvido. Por ejemplo, si las ecuaciones diferenciales hubieran sido inventadas por un hombre de cromañón se hubieran perdido en la historia porque todo el mundo las habría ignorado, ya que no eran relevantes en ese momento.
Una dosis de gracia social, es decir, la capacidad de interactuar con los demás de una manera educada y amable, le permite a un individuo acceder a los recursos necesarios para su proceso creativo. Este concepto también incluye la capacidad para leer la mente de los demás. De esta manera, se forjarán vínculos más estrechos.
Finalmente, un contexto cultural favorable es otro elemento que juega un papel fundamental en el proceso creativo.