Los dos ídolos de la infancia de Ed Catmull fueron Walt Disney y Albert Einstein. Para él, representaban las dos caras de la creatividad: Disney inventó algo nuevo, creando cosas que antes no exsistían, desde el punto de vista artístico y tecnológico. Einstein, en cambio, fue un maestro en explicar lo que ya existía. Con estos dos modelos en el corazón, Catmull se licenció en física e informática por la Universidad de Utah y descubrió que tenía un gran sueño: realizar la primera película de animación totalmente por computadora (en una época en la que la gráfica computarizada acababa de empezar).
Fue invitado al New York Institute of Technology para que dirigiera el recién nacido Computer Graphics Lab., donde aprendió tres lecciones importantes.
En primer lugar, si queremos ser buenos mánager, debemos asegurarnos de contratar a personas más competentes que nosotros, hacer que las mentes más brillantes estén a nuestro lado, aunque nuestro ego se sienta amenazado.
En segundo lugar, no hay que ocultar los resultados de las investigaciones, hay que ser generoso y compartirlos con quienes trabajan en el mismo sector, con la máxima transparencia.
Finalmente, hay que confiar en los colaboradores y darles autonomía, para que lleven a cabo los proyectos con determinación y motivación.
En 1979, Catmull fue contratado por George Lucas como mánager del nuevo departamento de informática de Lucasfilm: por primera vez, se alejó de la investigación y tuvo que enfrentarse al mundo empresarial y a las dinámicas comerciales. En 1986, Steve Jobs adquirió el departamento de gráfica digital de Lucas dando vida a Pixar. Catmull, como presidente, ofreció a la empresa la lección aprendida estudiando el método japonés de producción: todos los empleados, independientemente de su cargo y de su función, son responsables de la calidad y del constante perfeccionamiento del producto. Hay que animar a todos para que detecten problemas y dificultades, y propongan soluciones y mejoras. La primera importante lección que dio fue que todos son responsables de la calidad del producto final.