¿Cómo podemos cambiarnos a nosotros mismos? Para Lori Gottlieb, autora de estas memorias, la respuesta es: "A través de la relación con los demás", especialmente de la alianza terapéutica entre psicoterapeuta y paciente. La relación de confianza que se genera en una terapia psicológica que funciona, más el sentimiento de “sentirse comprendido”, son los principales factores para el éxito del tratamiento.
Uno de los pasos más importantes de la terapia es ayudar a los pacientes para que asuman la responsabilidad de su situación, porque una vez que se dan cuenta de que pueden (y deben) construir sus propias vidas, son libres de hacer cambios. A los pacientes que están haciendo terapia se les pide que asuman la responsabilidad de sus problemas y sus cambios, y al mismo tiempo que sean vulnerables. El contrato terapéutico tiene una cláusula implícita: para que el proceso sea efectivo, el paciente tiene que estar dispuesto a soportar un malestar inevitable.
El terapeuta se convierte en una especie de espejo para los pacientes, ya que les muestra lo que aún no pueden ver. Pero también los pacientes se convierten en un espejo para el terapeuta. La terapia no es unidireccional, sino que es un proceso que ocurre en paralelo.
Un hecho del que pocas veces se habla es que los terapeutas también acuden a otros terapeutas. Están obligados a hacerlo durante las prácticas para obtener su licencia, pero muchas veces lo siguen haciendo después en diferentes etapas de su carrera y de su existencia, tanto para hablar del impacto emocional del trabajo que realizan como para afrontar los hechos de la vida. Por ejemplo, la autora del libro comenzó a realizar psicoterapia cuando tenía más de cuarenta años y un hijo pequeño. Repentinamente su novio, quien ella creía que se convertiría en su esposo, la abandonó.