El mundo de hoy está lleno de grandes desafíos: la población sigue aumentando (al igual que la demanda); aún hay muchas personas sin acceso al agua potable y a la atención médica básica, y la brecha entre los más ricos y los más pobres cada vez es más grande. En este contexto, sin importar como queramos enfrentar estos desafíos, lo cierto es que la economía juega (y jugará) un papel fundamental.
La economía es el lenguaje de la política y de la vida pública; es el modelo mental que moldea la sociedad. El problema es que quienes estudian economía hoy y, por lo tanto, tendrán un papel protagónico en las próximas décadas, lo hacen con libros de los años 50, los cuales, a su vez, se basan en teorías económicas que tienen dos siglos de antigüedad. Dada la naturaleza sumamente cambiante del siglo XXI, esta no es la solución. Hace falta un nuevo pensamiento económico que se adapte mejor a los desafíos y cuestiones de nuestro siglo. Cuando se encontró en esta situación, la autora trató de dejar de lado sus viejos libros y de reunir (con curiosidad y una mente abierta) las nuevas ideas económicas que se están gestando en la actualidad.
El esquema gráfico de todas estas ideas se asemeja a una rosquilla, conformada por dos círculos concéntricos: el más pequeño es el fundamento social mínimo, bajo el cual nunca se debe caer para no terminar en la privación crítica del ser humano; el más grande es el límite máximo ecológico, cuyo borde nunca se debe traspasar para no terminar en la degradación crítica del planeta. La "dona" que se crea entre estos dos círculos es el margen de maniobra dentro del cual la humanidad puede (y debe) operar con seguridad y equidad.
Cuando la autora dibujó la “rosquilla” por primera vez en 2011, quedó impactada por la gran repercusión internacional que tuvo su patrón, el cual, en poco tiempo, se convirtió en una imagen icónica utilizada por gobiernos, corporaciones, academias y activistas de todo el mundo. Muchos de estos le dijeron a la autora que la dona es la representación gráfica de lo que siempre habían pensado, pero que nunca habían sido capaces de plasmar en papel. Esta representación ayudó a fomentar nuevas formas de pensamiento, a la vez que ofrece una visión positiva del futuro económico al que podemos aspirar. Y también es la prueba de que muchas veces la representación gráfica pesa tanto o más que las palabras, porque ayuda a fijar conceptos y fortalecer ideas.