El ejercicio físico es una parte importante de la vida en la sociedad contemporánea. Es una actividad voluntaria a la que cada día se dedican millones de personas para tener bajo control su peso corporal, para protegerse de las enfermedades o para alargar su vida.
Generalmente, las sociedades industrializadas suelen ignorar o no saben interpretar la perspectiva evolutiva y antropológica del ejercicio físico. De hecho, la mayoría de las creencias sobre la actividad física que tenemos son imprecisas y exageradas. Entre ellas, la creencia de que todos deberíamos tener un deseo innato de entrenar.
Uno de los mitos más populares sobre el ejercicio físico es el del “salvaje atlético”. Este mito se basa en la idea de que las personas que conservan un estilo de vida primitivo son mucho más atléticas respecto a un ciudadano en un contexto moderno. Pensamos que pueden correr fácilmente decenas de kilómetros, escalar montañas y llevar a cabo otras hazañas sobrehumanas. Para explorar las bases de esta convicción, es suficiente pasar tiempo en las montañas de la Sierra Madre Occidental, en el norte de México, y conocer desde cerca la tribu Tarahumara, famosa por las largas distancias que recorren a pie. La tribu conoció el éxito gracias al libro “Born to run” de Christopher McDougal, en el que los Tarahumara se presentan como una población sana y como los corredores más increíbles del mundo, capaces de recorrer distancias inimaginables con los pies descalzos.
En el libro, McDougal explica que los Tarahumara corren por el gusto de hacerlo, pero en realidad no es así. Los miembros de esta tribu corren por motivos bien precisos que pueden ser de carácter religioso o exclusivamente práctico, como cuando tienen que ir a cazar comida.
Los Tarahumara y todas las demás poblaciones indígenas de cazadores recolectores dedican muchas horas al trabajo físico porque no disponen de maquinarias o herramientas que hagan el trabajo en su lugar. La actividad física es una exigencia en su vida cotidiana, sin ningún objetivo de salud de trasfondo. Al contrario, cuando no están ocupados buscando comida o cultivando la tierra, los hombres y las mujeres de estas tribus pasan la mayoría del tiempo descansando y haciendo lo que nosotros pensamos que es poco sano, es decir estar sentados o estirados.
Los Tarahumara viven experiencias parecidas a las de los corredores de maratón, con sufrimiento y cansancio, pero no lo hacen por el espíritu de competición. Su completa extrañeza al concepto de la actividad física llevada a cabo por objetivos diferentes de los de tipo práctico desmiente el mito de que hemos nacido para hacer ejercicio.