Convertirse en un experto en cerrar ventas es una habilidad que encuentra sus raíces en nuestro interior. De hecho, en las ventas, la personalidad es más importante que cualquier otra cosa. Tracy nos dice que incluso representa el 80 % del éxito. Los mejores vendedores siempre tienen altos niveles de autoestima y confianza en sí mismos. Sin estos dos ingredientes, es prácticamente imposible convertirse en un buen vendedor, ya que tenderás a encontrar cualquier excusa para evitar hablar con posibles clientes, o tomar cualquier acción que implique la posibilidad de un fracaso o rechazo. Si no tienes confianza en ti mismo, tampoco confiarás en la propuesta del producto que estás vendiendo, y el cliente no estará convencido para comprar.
La forma en que te sientes contigo mismo es el factor más importante para cerrar con éxito una venta, y esto determina la calidad de tus relaciones con los demás, tanto personales como laborales. Para tener éxito, debes tomar el timón de tu vida, asumir el control y convencerte de que eres un trabajador autónomo. No importa lo que digan los contratos: siempre trabajas para ti mismo. Imagina que eres el presidente de una empresa que lleva tu nombre y apellido y tiene un solo empleado: tú mismo. Tu única tarea es vender la mayor cantidad de productos y servicios durante toda tu vida laboral.
Para lograrlo, también debes desarrollar empatía, ya que los mejores vendedores siempre tienen altos niveles de empatía, lo que significa que realmente creen en cuidar a sus clientes. La mejor manera de expresar y practicar la empatía con un cliente es hacer preguntas y escuchar atentamente las respuestas. Para ser vendedor, primero debes saber escuchar. Saber hablar es secundario.
Por último, sé siempre honesto. Mentirte a ti mismo y a los clientes nunca vale la pena. En el primer caso, no tendrías espacio para mejorar. Entonces, haz críticas constructivas y positivas. Al final de una llamada de ventas, siempre pregúntate qué hiciste bien y qué hiciste mal. Identificar estos dos puntos te permitirá mejorar cada vez más, fortaleciendo lo positivo y eliminando gradualmente lo negativo. En el segundo caso, acumularías solo clientes insatisfechos y, al final, esto se volvería en tu contra y arruinaría tu reputación.