Antes de empezar, es importante conocer los cinco principios fundamentales que hacen que el general sabio obtenga la gloria y el éxito. Entre estos principios, el primero es la Doctrina (Tao), de donde nace la unidad de pensamiento que inspira a todos los miembros de un grupo a seguir una vía unívoca según la cual vivir y morir. El segundo principio es el Cielo, es decir el clima y el tiempo, gobernados por los dos grandes elementos el yin y el yang, que entre ellos son interdependientes y dan origen al mundo y todos los elementos naturales. El tercer principio es el Terreno, entendido como conocimiento de los lugares, las distancias y las dimensiones. El cuarto es el General, que comprende las virtudes típicas de quien está al mando: liderazgo, igualdad, amor por los subordinados, valor y rigor. Por último, el quinto principio es la Disciplina, es decir el arte de organizar las tropas de manera eficaz y hacer respetar las leyes. El conocimiento y la puesta en práctica de los cinco principios te permitirá organizar mejor tus batallas; capacidades gracias a las cuales tus subordinados admirarán tu valor, compartirán tus opiniones y siempre te respetarán. Por tu parte, podrás reconocer tus límites y, por lo tanto, no empezarás ninguna actividad que no estés seguro de poder concluir; habrán momentos de miedo y también de derrota, pero siempre lograrás mantener a tus tropas en estado de alerta y defender tus proyectos de los ojos indiscretos. Como buen general, podrás fingir desorden, lo que se convertirá en un cebo para el enemigo que, motivado por la rabia y la arrogancia, caerá en tus trampas. Sabrás entender cómo dividir al enemigo que está unido y cómo golpearlo en sus puntos más débiles; pero sobre todo, recordarás que solo los cálculos más precisos te permitirán obtener la victoria.
Lo más importante que el general tiene que aprender es lo siguiente: en cada día de batalla o de espera, se presentan diferentes oportunidades, cada una de las cuales exige una aplicación específica de un principio u otro. Las circunstancias son las que determinarán, en cada ocasión, las acciones del buen general, quien tiene que saber dominar el arte de la adaptación y la flexibilidad: además, su sabiduría le permitirá modificar sus acciones según la evolución de los eventos; si sus métodos no funcionan, sabrá cómo corregirlos. A continuación, las variables a seguir según las diferentes situaciones que se pueden presentar:
En primer lugar, si te encuentras en lugares en donde difícilmente podrás recibir ayuda, como zonas pantanosas o montañas empinadas, intenta salir de allí lo antes posible; más bien, encuentra un lugar amplio en donde las tropas puedan acampar cómodamente y escapar con facilidad si fuera necesario.
También tienes que evitar acampar en lugares aislados y, si esta es la única opción, quédate solo el tiempo estrictamente necesario.
De igual manera, nunca dudes en dejar los lugares en los que es difícil encontrar comida o no hay fuentes de agua.
Si te encuentras en un lugar en donde pueden atacarte fácilmente y la vía de fuga es dificultosa, no vayas al encuentro del enemigo; pero si el enemigo te ataca, combate hasta la muerte: no te conformes con una media victoria.
Cuando sepas que una ciudad está bien fortificada y equipada, evita asediarla ya que rápidamente te verás obligado a renunciar y este hecho te provocará vergüenza.
Aunque se trate de pequeñas ventajas, síguelas solo cuando estés seguro de que podrás obtenerlas con seguridad y sin provocar ninguna pérdida.
De todos modos, antes de intentar obtener una ventaja, evalúa atentamente cuáles serán las consecuencias de esta acción en términos de trabajo, cansancio, gastos, pérdidas de hombres y municiones.
Finalmente, si te encuentras en la situación de tener que actuar en contra de las órdenes recibidas, hazlo con valor y sin dudar.