Desde joven, el doctor Campbell comenzó a interesarse por la nutrición animal, especialmente por la posibilidad de incrementar el consumo de proteínas en los animales de granja para aumentar su producción. Durante su carrera llegó a descubrir que muchas teorías vinculadas a las proteínas son infundadas.
Sabemos que los tres macronutrientes que necesita el ser humano para vivir son los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas, pero solo en el caso de estas últimas existe una identificación casi perfecta con la carne. Es decir, que en el imaginario colectivo, carne y proteína son sinónimos. Esto se debe a que la carne es el único alimento compuesto íntegramente por proteínas (además de grasas, una cantidad mínima de agua y muy pocos micronutrientes). Esto dio lugar a la creencia de que la mejor fuente de proteínas es la carne. A esta vinculación, en los últimos siglos se ha añadido el prejuicio cultural de que consumir vegetales es una característica distintiva de pertenencia a las clases bajas, a diferencia de la clase acomodada, que puede procurarse grandes cantidades de carne y productos lácteos. Esto también dio lugar a una fuerte creencia de que el mayor problema alimentario de los países del tercer mundo es lo que se denomina la "brecha de proteínas", es decir, la carencia de proteínas en la dieta debido a las dificultades para tener acceso a la carne, que además es responsable de la malnutrición en todo el mundo en vía de desarrollo. Sin embargo, una de las causas de la malnutrición se debe a que, muchas veces, la dieta en estos países se basa en una sola verdura o un solo cereal.
A estos prejuicios culturales, debemos añadir otro de origen científico. Para reponer las proteínas del cuerpo, los humanos deben ingerir 8 aminoácidos esenciales, los cuales están todos presentes al mismo tiempo solo en la carne animal, que es por lo tanto la más eficiente porque funciona como una fuente de suministro de aminoácidos esenciales más rápida. De ahí surge el concepto ampliamente utilizado de que las proteínas de alta calidad provienen de la carne, mientras que las vegetales se consideran de baja calidad. Lo que es falso en esta premisa es que más eficacia y más rapidez corresponden a una mejor salud. Esto se debe principalmente a que, en conjunto, los vegetales contienen todos los aminoácidos esenciales y los nutrientes que se encuentran en la carne. En El estudio de China también se revelan muchas otras razones por las que los productos animales y la salud son términos que no van de la mano en absoluto.