La figura de Jho Low siempre ha estado rodeada de una áurea misteriosa: cuando estaba a bordo de un yate o en alguna fiesta privada, su apariencia siempre contrastaba con su poder real en la sala. Su aspecto era el de un joven eterno, proveniente de un pueblecito de Malasia, con gafas, grandes mejillas y casi imberbe.
No se sentía cómodo manteniendo una conversación y tampoco era un anfitrión encantador, pero era extremadamente educado, aunque a menudo parecía que no viviera en el momento presente y se ausentaba frecuentemente para responder a uno de sus innumerables teléfonos.
Pero, ¿cómo hizo Jho Low para revolucionar las finanzas internacionales? La historia de su familia no está muy clara: existen muchas versiones que dicen que el abuelo de Jho Low asumía diferentes roles e incluso el mismo Jho primero explicó una historia y luego otra, según las necesidades del momento. Pero hay algo de lo que sí podemos estar seguros: el padre de Jho, Larry Low, prestaba mucha atención al estatus de las personas y a lo que se podía obtener de ellas gracias a las relaciones “adecuadas”, y esta característica que Jho heredó la empleó hasta tal punto que su vida parece el guión de una película.
Cuando tenía 16 años, Low se fue a estudiar a Harrow, en Inglaterra, en donde empezó a entender que para que se le abrieran todas las puertas era importante tener un aspecto que transmitiera poder y prestigio (aunque la realidad fuera bien diferente). Desde esta joven edad, Jho se encontraba dentro del grupo de chicos que siempre lograba salirse con la suya, viviendo experiencias más allá de sus posibilidades. Durante los años siguientes, mientras estudiaba en la Wharton School (entre cuyos alumnos figuran Donald Trump y Warren Buffet) cada mes recibía grandes sumas de dinero por parte de su padre para financiar sus apuestas en Atlantic City y su vida mundana de fiesta en fiesta.
Desde muy joven aprendió el arte de comunicar con tranquilidad, en voz baja, tratando con la gente y convenciéndolos para que hicieran lo que él quería, sin que se dieran cuenta: su manera de comportarse le permitió establecer relaciones fundamentales para su futuro en Oriente Medio con nobles y hombres de negocios locales. En 2003 se tomó una pausa de seis meses y viajó a Kuwait para conocer a personajes importantes del lugar gracias a su amigo y compañero de estudio Al Wazzan. Durante uno de estos encuentros conoció a una persona que, literalmente, le cambió la vida: Yousef Al Otaiba, un consejero de los jeques locales especializado en política exterior. Mientras almorzaba con Al Otaiba, Jho le planteó la posibilidad de establecer pactos entre Oriente Medio y el Sudeste Asiático, especialmente Malasia, a la que describió como una economía en ascenso. Era un farol en toda regla: Low era un experto en fiestas, y no en economía ya que no tenía los conocimientos para serlo. Pero aunque no tuviera ningún conocido en este ámbito en Malasia, decidió seguir adelante. Otaiba se quedó boquiabierto con la propuesta, así que empezó a abrirle las puertas para conectarse con gente importante en Abu Dhabi y Low decidió transformar estas puertas abiertas en oportunidades de negocio. Durante su último semestre en Wharton, abrió su primera empresa, llamada Wynton Group, basada en las Islas Vírgenes, lugar ideal para las personas provenientes del Oriente Medio que quisieran invertir en Malasia.