Nadie cuestiona cuando oye decir que un deportista entrena muchas horas cada día para alcanzar un mejor nivel. Pero, al parecer, no sucede lo mismo cuando se trata de escribir. Es como si esperáramos ver que una persona comienza a escribir bien y de forma natural desde que nace. Pero este no es el caso. Al igual que con cualquier otra disciplina, la escritura también requiere de horas y horas de práctica para poder dominarla. Esto es útil para conocer las herramientas del oficio, nuestras fortalezas y debilidades, y la técnica y la disciplina en general. A nadie se le ocurriría decirle a un deportista que acaba de iniciar su camino que no está a la altura para competir a nivel mundial, y lo mismo debería suceder con los escritores.
Por esta razón, la práctica es importante, por lo que al principio es fundamental enfocarse sobre todo en la cantidad y no tanto en la calidad. De hecho, para aprender a escribir, solo existe una forma: escribir, escribir y seguir escribiendo. Para ello, la autora recomienda utilizar su método: escribir estableciendo un tiempo. El primer paso es elegir las herramientas que queremos utilizar, que en cierto sentido son “del oficio”, y con las que nos sentiremos a gusto. Pueden ser de cualquier tipo, desde un lápiz y hojas sueltas hasta una computadora portátil. Lo importante es que sean fáciles de usar y que nos ayuden a no interrumpir nuestro flujo creativo de escritura. Luego, podemos decidir cuánto tiempo dedicaremos a escribir en cada sesión. No importa si son 20 minutos o dos horas. En esta etapa, es importante que lo respetemos siempre y de forma constante, y que nunca nos detengamos a releer. Escribir no es solo un ejercicio mental, sino también un ejercicio físico, en el sentido de que usamos el cuerpo para pasar a la acción, es importante que nos mantengamos en movimiento y jamás dejemos que el bolígrafo se detenga sobre el papel, o los dedos en el teclado, durante el intervalo de tiempo que hemos preestablecido. También debemos respetar el tiempo sin releer, corregir o respetar la puntuación. Así, lograremos escribir muchísimas páginas. No importa si el resultado es bueno o no. Lo importante es que nuestro bolígrafo no se despegue del papel. Con este método, la autora logra llenar, en promedio, un cuaderno al mes.