El concepto de base es muy sencillo, casi elemental: para obtener éxito tenemos que confiar en los principios, que se pueden resumir en las "leyes naturales o principios rectores", es decir preparar el terreno, sembrar, escardar, regar y monitorear el crecimiento y el desarrollo hasta la plena madurez. Esta es la única manera segura para obtener el resultado esperado en cualquier contexto.
A menudo pensamos que el cambio y la mejora son fuerzas que actúan desde el exterior hacia el interior, y no en la dirección opuesta. Es decir, aunque reconozcamos la necesidad de un cambio interior, solemos pensar en términos de aprendizaje de nuevas habilidades, en lugar de mostrar mayor integridad según los principios básicos. Aún así, los descubrimientos significativos a menudo representan “roturas internas”, cambios profundos e interiores respecto a las maneras de pensar tradicionales, verdaderos cambios de paradigma.
El liderazgo centrado en los principios introduce un nuevo paradigma, que requiere basar nuestras vidas y la guía de las organizaciones y las personas en determinados principios auténticos y naturales. Según este enfoque, para convertirnos en personas exitosas y capaces de ejercitar un liderazgo eficaz tenemos que centrarnos en los principios.