Como seres humanos, creemos que conocemos bien el mundo en el que vivimos, pero la realidad es muy diferente. Basta con pensar en el hecho de que, de acuerdo con nuestra percepción, el sol es el que gira alrededor de la Tierra, y no al revés. De todos los misterios del Cosmos, el tiempo es probablemente uno de los más grandes, y por muchos años ha sido objeto de estudios y teorías. Nuestra concepción del tiempo es incorrecta.
La primera consideración que podemos hacer al respecto es que el tiempo no siempre transcurre a la misma velocidad, ya que, dependiendo de la altitud, será más lento o más rápido. Albert Einstein comprendió esto mucho antes de que existieran relojes capaces de medir esta diferencia. A mayor altura, el tiempo pasa más rápido que al nivel del mar. Esto depende del hecho de que la atracción entre el Sol y la Tierra afecta el espacio y el tiempo. Y dado que la Tierra es una masa bastante grande, el tiempo se ralentiza cuando nos acercamos al nivel mar, mientras que cuando nos alejamos, como sucede al escalar una montaña, fluye más rápido. Es un fenómeno cuyos efectos no podemos observar directamente como seres humanos, pero que nos lleva a plantearnos una pregunta importante: si el tiempo es distinto, y dos relojes lo miden de manera diferente, ¿cuál de los dos es el "verdadero"? Para Rovelli, esta pregunta no tiene sentido, ya que no existe tal cosa. Cada tiempo cambia en relación al otro, y no hay solamente dos, sino muchos. Por lo tanto, no existe un tiempo universal y único.