Uno de los mayores desafíos para una persona es silenciar esas voces interiores que inhiben su capacidad expresiva. Estas voces se insinúan en la mente de manera sutil y pueden provocar una paralización o una disminución del rendimiento. Son esas voces que en el momento crucial nos sugieren que cambiemos de rumbo porque "no somos adecuados", porque "otros son mejores" o porque "es demasiado tarde".
Silenciar esas voces interiores puede ser muy difícil y, en la mayoría de los casos, no es algo que podamos lograr solos. Es una problemática que nos afecta a todos, desde el profesional que tiene dificultades para hablar durante una reunión hasta el atleta que no puede ganar una competición.
Estas voces tienen diferentes orígenes y pueden surgir a partir de traumas infantiles, tradiciones familiares o el famoso "síndrome del impostor". Son fuerzas ocultas arraigadas en el ser humano que pueden desencadenar un efecto negativo. Por ejemplo, el caso de una tenista famosa que juega bien durante todo el partido, pero se acobarda cuando llega el momento de cerrar el mismo. O una gerente empresarial que aparenta seguridad durante una reunión pero muestra dificultades frente a la audiencia, tartamudea y se sonroja, porque no sabe manejar las emociones negativas.
Pero tenemos buenas noticias en relación a estas voces interiores que interfieren con nuestro posible éxito. La primera nos dice que es normal porque todos nos enfrentamos a estas voces interiores. La segunda se relaciona con la solución para contrarrestar, combatir y superar estas voces. De hecho, hay muchas soluciones. Existen caminos como el mindfulness, la meditación, las técnicas de respiración o la visualización, por nombrar algunos.
Luego, hay otra solución curiosa, que es la creación de un alter ego que nos ayude a ganar y alcanzar los objetivos ambiciosos que nos hemos propuesto.