El principio ilustrado por el que podemos aplicar la razón para mejorar el bienestar humano puede parecer obvio y anticuado, pero no lo es. Sobre todo hoy en día, los ideales de la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso necesitan una defensa incondicional. Damos por sentados sus dones olvidando que no se trata de derechos de nacimiento cósmicos, sino de logros humanos. En algunos lugares menos afortunados del mundo, la guerra, la escasez, la enfermedad, la ignorancia son una parte natural de la existencia. Sabemos que es posible regresar a esas condiciones primitivas. Olvidarse de la importancia del progreso humano puede generar un fatalismo corrosivo, capaz de destruir las preciosas instituciones que garantizan este progreso inspiradas en la Ilustración, como las democracias liberales y las organizaciones de cooperación internacional.
Los ideales de la Ilustración son productos de la razón, pero siempre luchan contra otros aspectos de la naturaleza humana: la lealtad a la tribu, la deferencia hacia la autoridad, el pensamiento mágico.
Este libro quiere reafirmar los ideales de la Ilustración con el lenguaje y los conceptos del siglo XXI, quiere proporcionar un marco para comprender la condición humana –quiénes somos, de dónde venimos, cuáles son nuestros desafíos y cómo podemos afrontarlos- basado en la ciencia moderna y los datos.