La Revolución Industrial dio forma a la sociedad tal como la conocemos hoy. Primero, hizo surgir a la figura del obrero, y luego, a la del oficinista. Hoy en día, muchas personas siguen viviendo según las reglas impuestas por el antiguo sistema. Reglas que ellas consideran correctas o, mejor dicho, que otras personas creen que son correctas. Pero esto no necesariamente tiene que ser así, porque la llegada de las nuevas tecnologías permite que creemos cualquier cosa en cualquier parte del mundo, pero sobre todo, hace que todos nos beneficiemos de nuestras pasiones. En este contexto, se vuelve casi una obligación aprovechar la oportunidad para convertirnos en emprendedores, por lo que las antiguas reglas del “trabajo estable” se reemplazan por la autoafirmación y la expresión de la creatividad.
Actualmente estamos saliendo de este paradigma y entrando en la Revolución Emprendedora, lo que significa que en las próximas décadas la principal figura que veremos serán emprendedores, o miembros de “equipos de emprendedores” pequeños y eficientes. Un emprendedor es una persona que ve una oportunidad y actúa para convertirla en éxito comercial, y hoy hay más oportunidades potenciales que en cualquier otro momento de la historia. Un emprendedor no solo es el creador de una empresa, sino que también es quien hace que las cosas sucedan, asume la responsabilidad de los éxitos y los fracasos, genera valor y se preocupa mucho por lo que hace y el entorno en el que trabaja. La revolución está sucediendo ahora mismo. Los trabajos, la riqueza y el estilo de vida están cambiando, ahora más que nunca.
En los próximos años, la única certeza será el cambio, y la estabilidad económica no dependerá tanto de contratos estándar en entornos laborales estándar, sino de nuestra propia capacidad de adaptación. Para tener éxito, debemos sentirnos cómodos con el cambio, asumir la responsabilidad de nuestras acciones y aceptar los desafíos de esta nueva era. Las reglas que hicieron posible el éxito comercial del pasado se están volviendo obsoletas. Lo que funcionaba ayer, puede que no funcione mañana. Por esta razón, es fundamental tener una mentalidad emprendedora y establecer nuevas reglas eliminando algunas de las antiguas.