El dinero, y en especial la falta del mismo, es una gran fuente de preocupación, estrés y ansiedad para muchos de nosotros, tanto que a menudo sentimos que no tenemos suficiente. Este sentimiento también se suele magnificar cuando nos comparamos con los demás, especialmente a través de las redes sociales. De hecho, cuando vemos a un viejo amigo que publica fotos de sus vacaciones, un colega se compró una casa o nos fijamos en el coche nuevo de un vecino, la primera pregunta que nos viene a la cabeza es: ¿cómo pudo pagarlo? ¿Cuánto gana? ¿Por qué yo no puedo?
No siempre es fácil luchar contra estos pensamientos y no dejarse llevar por ellos. A veces somos víctimas de una cosmovisión negativa que nos lleva a ver el vaso medio vacío y a enfocarnos solo en lo que nos falta, en lugar de pensar en todo lo que tenemos. Para ayudarnos con esto, el autor propone un ejercicio llamado "el fluir de la gratitud", que nos permite aumentar nuestra gratitud hacia todas esas pequeñas cosas que a diario damos por sentadas, eligiendo cada día tres elementos diferentes y agradeciendo el hecho de poseerlos. Tomemos como ejemplo el respirar, tener comida o salud y muchas otras cosas más, que pueden ser más simples o materiales.
Pero, dejando de lado las comparaciones y las desigualdades, ¿cuánto dinero necesitamos realmente? Para saberlo, tenemos que dividir nuestro dinero en tres categorías diferentes. Una debe estar dedicada a todos los "gastos esenciales" para nuestra supervivencia, como servicios, hipotecas, comestibles, etc. Otra debe incluir las "compras superfluas" vinculadas al propio placer y disfrute, como comer en restaurantes o vacaciones. Finalmente, una categoría debe estar dedicada al logro de "metas futuras", y también debe incluir todos los ahorros e inversiones. De esta forma, podremos organizar un buen plan de gastos, elaborado y preciso, que nos permitirá administrar nuestro dinero de forma sencilla. El objetivo es reducir los gastos no esenciales en situaciones de emergencia y disminuir la posibilidad de tomar decisiones imprudentes que llevarían a malgastar el dinero.
Otro truco útil puede ser establecer un presupuesto para cada categoría en función de cuánto gastamos realmente en los últimos tres meses, para tener una referencia que nos permita equilibrar mejor este plan de gastos.