Son infinitas las injusticias que se cometen a diario en todo el mundo, por lo que prácticamente es imposible tenerlas todas en cuenta. Sin embargo, hay una cuya proporción es gigantesca en cuando al número de casos, pero minúscula con respecto a la cobertura en las noticias: la que lleva a la violencia, discriminación y pobreza (y en algunos casos la muerte) de cientos de miles de mujeres cada año, especialmente en países en vías de desarrollo. Durante sus respectivas experiencias como periodistas del prestigioso diario The New York Times, los autores notaron esta discrepancia. La masacre de la Plaza de Tiananmen en China, que se cobró la vida de entre 400 y 800 manifestantes, lógicamente apareció en las portadas de los periódicos como una de las masacres más sangrientas del siglo. Sin embargo, también se estima que en China alrededor de 39 000 niñas mueren cada año durante el primer año de vida porque no reciben la misma atención y cuidado que los hijos varones, sin embargo, ningún periódico se encarga de informar esta noticia. El mismo patrón también se puede encontrar en otras naciones en desarrollo o con menos recursos, incluyendo a países musulmanes y también a la India, donde se estima que cada dos horas una mujer es desfigurada con ácido o rociada con queroseno y quemada por conductas que se consideran inapropiadas o por desobediencia. Además, investigando un poco, surge el dato de que el número de mujeres en el mundo suele ser mayor que el de los hombres, porque las primeras viven más, excepto en países donde son discriminadas. Al igual que con las niñas desatendidas en China, la prensa tampoco se encarga de cubrir estos casos.
Después de notar estas discrepancias inquietantes, los autores decidieron profundizar en el tema y llamar la atención del mundo sobre algunos problemas sociales relacionados con el género. También hicieron hincapié en algunas soluciones que pueden resolverlos parcialmente. Aunque se sabe que Occidente no puede eliminar todos los problemas porque generalmente están vinculados a normas sociales, culturales y religiosas profundamente arraigadas (y también que suele ser más difícil de lo esperado), hay algunas medidas que pueden tomar los países más avanzados para mejorar la situación de muchas mujeres en todo el mundo. El primero es, sin duda, llamar la atención sobre estos problemas en lugar de ignorarlos, ya que cuando esto ha sucedido, muchas veces los gobiernos de los países en desarrollo se han visto obligados a intervenir para evitar la vergüenza internacional y diplomática. Además, hay soluciones, como aumentar la educación de las niñas, que han dado resultados excepcionales y que vale la pena volver a poner en práctica. Sea cual sea el método de ayuda, el primer paso debe ser reconocer que el problema existe, medirlo con estadísticas útiles y buscar soluciones acordes a los valores culturales del país de referencia. En pocas palabras: reconocimiento, medición y flexibilidad mental.