Aún se desconoce la etimología del término vikingo. La hipótesis más acreditada es que deriva del término nórdico vík , "bahía", al que se agrega el sufijo -ingr , que identifica los nombres de las personas. Por lo tanto, el término vikingo podría significar "asaltante que desembarca en bahías" o "asaltante que va de bahía en bahía" . El término vikingo designa tanto una serie de pueblos (suecos, daneses y noruegos) como un período histórico específico de la antigua Escandinavia. Originalmente, el término tenía un significado más limitado y solo se usaba para indicar a los rebeldes, es decir a aquellas personas que eludían el destino de la comunidad en la que nacían y pretendían ser dueñas de su propia existencia. Y lo hicieron dedicándose al comercio, la guerra y las aventuras en general. En la sociedad de esa época, la vida era difícil, agotadora e incierta. Las personas alcanzaban la mayoría de edad a los doce años y cada día luchaban por sobrevivir en un territorio para nada próspero, donde la naturaleza era más madrastra que madre. Entonces, había muchos incentivos para que una persona con espíritu de iniciativa y voluntad tratara de mejorar su existencia.
La estructura social de los vikingos se basaba en la división en grupos dirigidos por un único líder, al que todos los miembros juraban lealtad. Esta fidelidad estaba cimentada por un ideal de vida compartido, según el cual la afirmación de sí mismo era el objetivo de la existencia humana. Con el tiempo, estos rebeldes lograron salir adelante en una sociedad campesina que seguía estando íntimamente ligada a tradiciones ancestrales, hasta el punto de imponer un nuevo concepto de vida. Por esta razón, más tarde el término vikingo sería utilizado para indicar a la totalidad de la sociedad nórdica de este período histórico, y ya no solo a los rebeldes.
La sociedad vikinga era patriarcal, pero a diferencia de lo que sucedía en otras comunidades, las mujeres podían llegar a ocupar puestos de prestigio. Sin embargo, las viudas tendían a casarse de nuevo lo antes posible, y a menudo elegían al hermano del fallecido como su nuevo marido. Esto se debe a que el apoyo de un hombre casi siempre era necesario para garantizar una vida digna a la mujer. Los vikingos solían vivir en granjas aisladas, no en aldeas, pero con el aumento (y el éxito) de las expediciones comerciales y de conquista, se produjo un cambio en los patrones de vivienda. De esta manera, se formaron aglomeraciones parecidas a ciudades pequeñas, que cumplían la doble función de ser mercados y fortalezas, y siempre con una salida al mar. Entre estas se encuentran Hedeby en Dinamarca, o Birka, en Suecia. Nóvgorod y Kiev también surgieron en los centros neurálgicos de las rutas que recorrían los varegos, o vikingos suecos, en sus exploraciones hacia el este.