¿Las ideas exitosas son interesantes o se vuelven interesantes? Proverbios, modismos, anuncios que permanecieron en el imaginario colectivo durante muchos años. ¿Qué es lo que permitió que se mantuvieran en la mente de las personas?
Los hermanos Chip y Dan Heath llevan años investigando, y han logrado definir los rasgos más importantes a tener en cuenta para que la planificación de una idea sea perfecta y conduzca al éxito. No existe una fórmula que se pueda aplicar siempre de la misma manera y que funcione, pero sí se pueden identificar una serie de aspectos que permiten entender cuáles son las mejores estrategias para maximizar su fortaleza. Los autores identificaron seis conceptos que pueden ser útiles: simplicidad, imprevisibilidad, concreción, credibilidad, emociones e historias. Estos conceptos se resumen con el acrónimo en inglés SUCCESS (simplicity, unexpectedness, concreteness, credibility, emotionsystories).
También podemos aplicarlos en la comunicación con nuestros interlocutores para hacer que presten atención, comprendan, recuerden, crean, concuerden, den importancia y actúen.
Sin embargo, a menudo las ideas brillantes no obtienen el reconocimiento adecuado, ¿por qué? Las razones pueden ser muchas, pero la más insidiosa (pero que se puede controlar) es el proceso psicológico al que los autores denominan "la maldición del conocimiento", un concepto que se puede explicar con un simple experimento de los años 90. Un conjunto de personas se dividió en dos grupos. El primero debía tocar una melodía con los dedos (cada uno la suya), mientras que el segundo tendría que escuchar y tratar de adivinar la canción. Aunque parecía ser algo sencillo, y el primer grupo estaba convencido de que había sabido transmitir al menos el 50% de las canciones, los oyentes reconocieron solo 3 de las 120 canciones.
Para quienes han desarrollado conocimientos en un área determinada, es difícil revertir el proceso y ponerse en el lugar de quienes no están tan familiarizados con el tema. Esto evita que compartamos ese conocimiento de forma exitosa. Aquí entra en juego el primer aspecto fundamental para hacer que una idea se vuelva fuerte y poderosa: la sencillez. Los esquemas nuevos a menudo no son los que conducen al éxito, sino más bien los que ya han sido probados. Solo tenemos que echar mano de ellos.