Nuestro sueldo nunca cubrirá la brecha entre el lugar en donde estamos y dónde realmente queremos estar. Si trabajamos para vivir, prácticamente estamos dando nuestro tiempo por dinero, y esto es el peor intercambio que podemos hacer. Podremos tener más dinero, pero nunca podremos tener más tiempo, y sin importar cuánto ganemos, siempre encontraremos una manera para gastar más. Las personas que alcanzan altos niveles de éxito no son simplemente afortunadas: sino que están haciendo algo diferente de lo que hacen todos los demás. En su recorrido hacia la riqueza cometieron errores, aprendieron de la experiencia y corrigieron sus inversiones para poder resistir a la volatilidad del mercado en múltiples condiciones económicas. Lograr una auténtica libertad financiera es posible, pero hasta ahora solo los perfeccionistas más expertos han tenido acceso a las informaciones y estrategias correctas, que requieren disciplina y conocimientos. Cuando empezamos este proceso deberíamos considerar que nuestro objetivo final es ahorrar para la jubilación. Históricamente hablando, el concepto de jubilación es relativamente nuevo: los Estados Unidos promulgaron la seguridad social durante la Gran Depresión, cuando la expectativa de vida media de los estadounidenses era de 62 años. Hoy en día, los ciudadanos de este país que están casados tienen el 50% de posibilidades de que su cónyuge viva hasta los 92 años y el 25% de posibilidades que llegue hasta los 97 años. Esto sugiere la posibilidad de transcurrir entre 25 y 30 años de jubilación, aunque la mayoría de las personas no podría sostener financieramente un período de inactividad tan largo basándose en los ahorros de 30 años en el mundo laboral. Tanto el ahorro de pensiones como los impuestos sobre los sueldos presentan grandes desafíos.
Muchas personas se sienten intimidadas por el mundo de las inversiones y este miedo puede impedirles lograr la seguridad financiera. Las decisiones de inversión tienen un fuerte componente emotivo, ya que el dinero es una herramienta, una tela blanca que asume cualquier significado o emoción que proyectamos en ella. Lo que realmente buscamos no es solo el dinero, sino lo que pensamos que el dinero nos dará: seguridad y confort, o al contrario variedad, significado, amor, conexión, crecimiento, contribución e intercambio. Evidentemente el dinero es una de las maneras en las que podemos transformar los sueños que tenemos en la realidad en la que vivimos, pero una cosa es segura: o lo dominamos o nos dejamos dominar. Tenemos que pasar de ser consumidores de la economía a ser propietarios, y el primer paso para hacerlo es convertirnos en inversores y aprovechar el poder exponencial del interés compuesto. Esta herramienta tan poderosa que Albert Einstein una vez definió como “la invención más importante de toda la historia de la humanidad". El interés se llama compuesto cuando, en lugar de pagarse o cobrarse, se añade al capital inicial que lo ha producido. Esto comporta el aumento del capital año tras año, con una acumulación de los intereses y un crecimiento no lineal sino exponencial.
La premisa es dejar el dinero intacto y no sacarlo durante un largo período de tiempo. De esta manera podremos ahorrar e invertir en nuestra vida, dejando el dinero en la cuenta beneficiándonos de la capitalización. La fuerza matemática del interés compuesto hará el resto para ayudarnos a lograr la libertad financiera. Para dar un ejemplo del poder del interés compuesto, podemos pensar en el padre fundador estadounidense Benjamin Franklin, que dejó 1.000 dólares respectivamente a las ciudades de Boston y Philadelphia, con la condición de que los gobiernos no retiraran el dinero durante 100 años. ¡Después de un siglo de interés compuesto al 8%, el dinero alcanzó el vertiginoso valor de 6,5 millones de dólares! Utilizar el poder del interés compuesto significa pasar de trabajar por dinero a hacer que el dinero trabaje por nosotros. Para hacerlo debemos tomar una decisión fundamental: pagarnos parte de nuestro sueldo a nosotros mismos antes que a todo el resto. Entonces, ¿qué parte de tu sueldo puedes ahorrar antes de gastar un solo euro en tus gastos cotidianos? ¿Qué cantidad de tu sueldo puedes (y quieres) dejar intacto, independientemente de lo que suceda en tu vida? El dinero que ahorramos se convertirá en nuestro plan financiero. Es lo que formará parte de nuestro “Fondo Libertad”. En nuestro proceso hacia la libertad financiera afrontaremos dos fases: la acumulación, es decir la fase en la que ahorramos dinero para el crecimiento del fondo, y la “desacumulación”, la fase en la que retiramos el capital acumulado. Si continuamos alimentando con constancia y durante mucho tiempo nuestra “máquina de dinero” sin tocarla y gestionándola con cuidado, a un cierto punto se convertirá en una masa importante y segura de bienes invertidos en un ambiente protegido del riesgo y eficiente desde el punto de vista fiscal que nos permitirá ganar suficiente dinero para satisfacer nuestros gastos cotidianos, nuestras necesidades de emergencia y nuestra pensión de jubilación. Ahorrar dinero es el primer paso hacia la libertad financiera. Lo que ahorramos hoy nos ofrece un rendimiento para toda la vida. Lo ideal sería ahorrar entre un 10% y un 15% de nuestro sueldo (pero podemos empezar incluso por el 5%) y utilizar una transferencia automática para que el dinero se vaya directamente antes de verlo. Y si incluso el 5% nos parece demasiado, podemos intentar recortar todos esos pequeños gastos para asegurarnos que ahorramos cada mes, por ejemplo algunas cenas en el restaurante o un auto costoso. Seguramente encontraremos algunos gastos que podremos reducir a favor de nuestro Fondo Libertad.