No es fácil hablar de fútbol. El deporte más popular del mundo oculta corrientes y mareas que son expresiones de vidas que se vivieron, vidas al límite, cambios históricos, luchas sociales, diferencias culturales y tendencias de una época. Citando La bella stagione, libro que escribieron Gianluca Vialli y Roberto Mancini sobre la victoria de la Sampdoria en 1990-1991, podríamos decir que "el fútbol es el camino, es el aire que respiras". Mucho ha cambiado desde entonces, pero algunas características permanecen inmutables.
La bella stagione es la historia de ese año extraordinario para todos los fanáticos de la Sampdoria y para el fútbol italiano. Eran los años de Marco van Basten y Diego Maradona, el nacimiento del mundo del entretenimiento de la televisión y el advenimiento de los grandes fiscales italianos. También fueron los años del colapso de la URSS y la Guerra del Golfo. Todos estos factores se combinan con elegancia en la narrativa del libro, que intenta transmitir las razones del éxito de ese grupo de profesionales del deporte y a la vez expresar los sentimientos de una época lejana, pero que aún está muy presente en la sociedad. Luego, un viaje a Turín se vuelve una oportunidad para resaltar las diferencias entre la capital de la región de Piamonte y Génova, y dar una explicación de por qué la geografía marca profundamente la vida de las personas.
Según los autores, los futbolistas también son privilegiados por ello, ya que tienen la posibilidad de presenciar el mundo en su totalidad, en su necesidad de dejarse llevar por las sensaciones corporales y la intuición en sus andanzas. Estos aspectos quizás se han perdido en la actualidad, por causa del universo de las redes sociales, los teléfonos inteligentes omnipresentes y los intereses puramente económicos. La camiseta que llevas a la cancha cada fin de semana ya no es una bandera de pertenencia, sino una simple representación de una ocasión, como si se tratara de una relación entre mercenarios y contratistas. Sin embargo, a Mancini y Vialli les interesa mucho enfatizar el hecho de que el éxito en el mundo del deporte a menudo no se limita a la competencia, sino que florece en la autenticidad, el respeto por uno mismo y el grupo de personas que te rodean, y la alegría por lo que haces. A lo largo de los capítulos se hace mucho hincapié en estos aspectos, la sinceridad que se respiraba y la amistad entre todos los jugadores, el entrenador Vujadin Boškov y el presidente Paolo Mantovani, sin que nunca se faltara al respeto a sus respectivos roles.
La bella stagione señala la importancia de tener un enfoque positivo y motivador en el deporte y en el camino hacia el éxito, que a su vez se convierte simplemente en un resultado posible y natural de la búsqueda continua de sentido en la propia vida y la mejora de la relación con el prójimo.