Como dijo Eisenhower, "la disciplina es una oportunidad". En la vida, tenemos que lidiar con toda clase de problemas, y muchos de estos pueden mejorar, e incluso, gracias a la autodisciplina y el autocontrol, podemos llegar encontrarles una solución.
¿Qué significa esto? Veamos un ejemplo. Todos hemos escuchado a alguien quejarse de su trabajo, sus compañeros o de su pareja. Probablemente muchos habrán respondido algo como: "Oye, si no te gusta tu trabajo ¡Cámbialo!"
La libertad de cambiar se relaciona directamente con qué tan dispuestos estamos a tomar esa decisión. En otras palabras, el hecho mismo de que elijamos lo que queremos hacer con nuestra vida es una oportunidad para nosotros.
El precio que estamos dispuestos a pagar para ser más felices se paga con una moneda llamada disciplina. Si lo que queremos es cambiar de trabajo, tendremos que investigar mucho, contactar a los reclutadores de forma proactiva y pasar por varias entrevistas.
Quienes lo logran no es porque tengan suerte, sino porque tienen una virtud. La autodisciplina, es decir, tener un proyecto y seguir todos los pasos para completarlo de manera metódica y consistente, es una virtud. Hacer todo esto puede abrir las puertas a nuevas oportunidades.
La vida está lejos de ser un parque de diversiones donde se reparten premios gratis, por lo que el precio a pagar por darse el lujo de elegir arbitrariamente su propio destino es mayor para quienes parten con una situación de desventaja. Estas personas, a las que la vida les ha dado menos, tienen que hacer un mayor esfuerzo para abrirse camino. Por ejemplo, tienen que trabajar más porque sus padres no pueden pagarle los estudios universitarios.