La historia de los orígenes es un bagaje cultural humano de extraordinaria importancia: desde la antigüedad, hemos intentado comprender de dónde venimos y explicar el mundo que nos rodea. No es difícil imaginarse a los primeros grupos de seres humanos sentados alrededor del fuego, mientras cuentan historias para dar un significado a la vida. El hecho es que nosotros, como seres humanos, tenemos en nuestro interior la semilla de la búsqueda de informaciones, del pensamiento crítico y de las ganas de saber, explicar y aprender: es precisamente gracias a las informaciones, al conocimiento y a las relaciones que tenemos con lo que conocemos, es decir la adaptación, que hemos logrado sobrevivir y seguimos haciéndolo.
Con el paso de los años y la complejidad de las sociedades, las historias tradicionales de los orígenes se han hecho cada vez más numerosas, hasta llegar a ofrecer diferentes explicaciones sobre el origen del planeta y la vida, según las áreas geográficas y la cultura dominante. Este podía ser un hecho aceptable en el pasado, cuando las diferentes áreas geográficas y las poblaciones entraban en contacto con menos frecuencia y con más dificultades; hoy, en cambio, ante la sabiduría globalizada que en una décima de segundo puede catapultarnos en medio de una cultura —y una historia de los orígenes— completamente diferente de la nuestra, la humanidad se ha visto obligada a plantearse algunas preguntas: el origen del planeta y de la vida es un momento que nos une a todos y no tiene sentido que las historias existentes no se compartan.
Durante mucho tiempo, la explicación más difundida y aceptada fue la basada en las religiones, según la cual una divinidad creó la vida y el planeta en el que vivimos; pero, una vez más, la nueva consciencia global del mundo que las tecnologías modernas han hecho posible, hace que actualmente esta versión sea difícil de creer y aceptar.
Partiendo de estas dos bases —es decir del hecho de que todos tenemos una historia común como especie humana y que explicarla siguiendo una sola cultura o religión es una solución poco científica— tenemos que empezar finalmente a crear nuestra nueva historia de los orígenes en versión moderna: una versión de las historias tradicionales que la humanidad ha creado y explicado a lo largo de los milenios, pero que esta vez comprenda los nuevos datos científicos que hemos ido recopilando y que pueda realmente entender a la humanidad en su verdadera acepción, común a todos los seres humanos.
Para lograrlo, es necesario mover la mirada del estudio de los acontecimientos en las diferentes áreas del mundo ampliándola a todo el universo, el cosmos, el nacimiento de la vida en el planeta y de su biosfera, siguiendo a nuestra especie como un fenómeno biológico único y en los cambios que ha aportado al planeta: para entender la verdadera historia del ser humano tenemos que abrir los ojos y la mente a la historia de todo lo que nos rodea.