Annie Leonard creció en Seattle, Estados Unidos, en la década de los 70. Durante su niñez, una de sus épocas favoritas del año eran los paseos en el verano a las montañas del parque nacional de las Cascadas del Norte en campamento junto a su familia. Es en esa época se dio cuenta de que los bosques se estaban reduciendo lentamente mientras los reemplazaban obras humanas como centros comerciales y viviendas. Pero pasaron muchos años antes de que la autora descubriera la causa de lo que sucedía.
Cuando comenzó un curso de estudios ambientales en el Barnard College de Nueva York, vio que las calles estaban llenas de basura, especialmente de papel. Esta era la razón por la cual los árboles eran (y seguían siendo) talados: para producir papel. Su viaje hacia la sociedad de consumo comenzó con la última parte del proceso: los residuos. Así comenzó un proyecto que duraría 20 años y que la llevaría a explorar cada eslabón de la cadena, para explicar qué sucede antes y después de que usamos los objetos, pero también para tratar de entender qué podemos cambiar en nuestra forma de producir y consumir bienes que no toma en cuenta las consecuencias para el planeta de nuestro comportamiento.
La autora visitó depósitos de chatarra y centros comerciales de todo el mundo para tener una imagen completa. Efectivamente, el problema ecológico no puede abordarse de forma aislada, sino que debe ser considerado como parte de un todo en el que está relacionado con la economía. Es un sistema global en el que las conexiones están en todas partes.