Sin tener influencia no podemos guiar a los demás. Tener influencia quiere decir hacer que las cosas ocurran. Existen muchos malentendidos alrededor de la palabra liderazgo. Cuando la gente escucha que alguien tiene un título pomposo o que le han asignado una posición en la dirección, piensa que es un líder.
A veces esto es cierto, pero en general los títulos no tienen mucho valor cuando se refieren al mando: el verdadero liderazgo no se atribuye, sino que solo deriva de la influencia, y no puede ser concedido, sino merecido. El liderazgo es influencia, nada más y nada menos. Si no sabes influenciar a los demás, no te seguirán; y si no te siguen, quiere decir que no eres un líder. La habilidad en el liderazgo es lo que determina el nivel de rendimiento de una persona.
Cuanto menor es la capacidad de dirigir de una persona, menor es su potencial. Cuanto mayor es el liderazgo, mayor es el rendimiento. Cuanto más quieres sobresalir, más liderazgo necesitas. Cuanto mayor es el impacto que quieres tener, mayor tiene que ser tu influencia. Cualquier cosa que hagas, está limitada por tu habilidad para guiar a los demás. Los principios del liderazgo son una constante que trasciende en el tiempo y las culturas. Las leyes del liderazgo son independientes las unas de las otras, pueden aprenderse pero requieren una práctica constante. Aplícalas, y la gente te seguirá.