El cerebro humano es un órgano fascinante y a la vez impenetrable. Muchos de los procesos que llevan a las personas a adoptar ciertos comportamientos en lugar de otros siguen siendo un misterio sin resolver para la ciencia, pero en las últimas décadas las investigaciones han avanzado mucho y han comenzado a descartar muchas ideas preconcebidas que resultaron ser erróneas.
Los resultados de esta investigación se inscriben en el campo de una disciplina denominada economía conductual, un área donde se unen los principios de la psicología y la economía para explicar los procesos mediante los cuales las personas toman decisiones en relación con determinados factores. Según el investigador Dan Ariely, una de las mayores limitaciones de la idea común que tenemos de la mente humana es que la identificamos con la racionalidad. El autor señala que el razonamiento es solo una de las fuerzas que lleva a los individuos a realizar una elección y a actuar. Muchas de las razones que subyacen a algunos comportamientos son completamente irracionales. Según los experimentos de Ariely, la irracionalidad es constante y sistemática, y guía a las personas en todos los aspectos de su vida: elegir pareja, evaluar una propiedad, juzgar la calidad de una bebida, comprar un producto o la decisión de ayudar a un amigo. Por lo tanto, estamos ante un rasgo humano predecible, que sigue normas distintas a las leyes de la racionalidad y tiene su propio modus operandi.
Durante su carrera, el investigador se ha dedicado a establecer los principales factores que impulsan la irracionalidad, y ha llegado a desarrollar un pensamiento claro sobre lo que son las relaciones humanas en correspondencia con las leyes del mercado y la sociedad. De hecho, descubrió que muchos sistemas actualmente no valoran la espléndida complejidad de los individuos debido a diferentes tipos de emociones y sesgos cognitivos.