Existe una técnica que se ha demostrado que puede potenciar la productividad y estimular la concentración; se llama la técnica del Pomodoro y puede utilizarse con un simple temporizador de cocina —del que toma su nombre— o con una app específica, come PomoDone o Toggl. La técnica es simple de seguir: empezamos sentándonos en nuestro lugar de trabajo y eliminando las eventuales fuentes de estrés; luego, programamos el temporizador a 25 minutos y durante ese período de tiempo nos concentramos en nuestra actividad sin interrupciones. Si la mente divaga o empieza a pensar en otras cosas que tenemos que hacer, podemos tomar nota rápidamente y luego volver a lo que estábamos estudiando; al final de los 25 minutos, nos tomaremos 5 minutos de pausa. Podemos repetir este ciclo todas las veces que queramos a lo largo del día, asegurándonos de tomar una pausa más larga, de aproximadamente 15 minutos, cada tres o cuatro ciclos. El éxito de este método reside en el hecho de que cualquier persona es capaz de concentrarse durante solo 25 minutos seguidos, sin distracciones ni interrupciones; además, las pausas mentales entre un ciclo de concentración y el siguiente nos ayudan a transferir los conceptos que acabamos de aprender en el lugar dedicado a la memoria a largo plazo.
Una investigación llevada a cabo por dos profesores de la Rutgers Business School reveló que utilizar la pausa para mirar la computadora o el teléfono no permite que nuestro cerebro se recargue de manera eficaz como otros tipos de pausas; así que es bueno desconectar físicamente de estas herramientas, haciendo una tarea más física como por ejemplo dar un paseo, beber un té, escuchar música, jugar con nuestra mascota, o cualquier otra actividad que permita la liberación de la mente. Solo de esta manera las pausas breves y frecuentes nos ayudarán a mejorar la calidad y la eficacia de nuestro aprendizaje.
Durante los ciclos de estudio existen dos elementos a tener en cuenta. En primer lugar, es importante evitar el multitasking: mientras estudiamos activamos un cierto conjunto de informaciones y si interrumpimos lo que estamos haciendo para dedicarnos a otra actividad, aunque solo sea mandar un mensaje o leer un correo electrónico, estaremos activando un conjunto diferente de informaciones. El paso de un conjunto a otro ralentiza el proceso cognitivo que nos permite volvernos a concentrar completamente en lo que estábamos haciendo, y por lo tanto causa una productividad inferior, una ralentización del trabajo y un número mayor de errores.
Pero el multitasking también tiene un lado positivo: cambiar de actividad ayuda a desbloquearnos cuando lo necesitamos y estimula la creatividad; así que en algunos momentos puede ser útil. Otro factor importante a tener en cuenta mientras estudiamos, sobre todo para evitar interrumpir la atención hacia lo que estamos haciendo, es trabajar en un ambiente en el que las distracciones sean inexistentes, o al menos mínimas. Lo ideal es estudiar en un lugar aislado o en una biblioteca silenciosa, o bien utilizando tapones que anulen los sonidos externos. Ya que nuestra tendencia a controlar las notificaciones puede volverse compulsiva, es aconsejable desactivarlas todas, alejar el teléfono e instalar un sistema que bloquee el acceso a ciertas páginas web en los momentos de estudio; algunos ejemplos de website blocker son Freedom o StayFocused.