En cierto modo, invertir se parece mucho más a una forma de arte que a una ciencia. En general, si aplicamos las metodologías adecuadas, no es tan complicado obtener rendimientos promedios. Sin embargo, alcanzar constantemente rendimientos superiores a la media del sector requiere cualidades especiales, que no todos los inversores poseen. Mientras que hay muchas personas que se conforman con invertir de la primera manera, otras quieren dar un paso adelante y batir el mercado. Este libro es para todos, pero sobre todo para estos últimos. Para alcanzar un objetivo parecido es necesario adaptarse y esforzarse, y no es suficiente con seguir un proceso mecánico preestablecido.
Aunque en teoría un inversor puede seguir un cierto modelo e imitar sus reglas, en realidad no podrá replicarlo perfectamente para obtener los mismos resultados. Lo que para el inversor funciona, podría resultar un desastre para otro. Un jugador de baloncesto puede entrenar todo el tiempo que quiera siguiendo un programa concreto, pero ningún entrenamiento podrá hacer que sea más alto, lo que implica que probablemente será el caso de que siga un programa personalizado especial para él. Invertir funciona de la misma manera.
En primer lugar, para conseguir beneficios superiores a la media, es necesario entender que nuestro nivel de pensamiento tiene que ser superior al del promedio. Visto que no existe un único proceso exacto para una inversión determinada, lo que más nos ayudará será lo que el autor llama “pensamiento de segundo nivel”. El pensamiento de segundo nivel es un proceso que permite ver más allá de lo evidente. Esto ayudará al inversor a encontrar el mayor valor posible en el mercado y como consecuencia aprovechar oportunidades que los demás podrían no detectar. El pensamiento de primer nivel es un planteamiento simple y superficial y casi todos pueden hacerlo. En cambio, el pensamiento de segundo nivel es más profundo, complejo y elaborado.
En un primer nivel se hace un análisis de la empresa y, si parece buena, se procede a comprar sus acciones. En cambio, algunas de las preguntas que dan una idea de la profundidad de pensamiento de segundo nivel podrían ser las siguientes: ¿cuáles pueden ser los posibles resultados futuros? ¿Cuál es la probabilidad de cada uno de ellos se haga realidad? ¿Cuál más que otros? ¿Cuál es la probabilidad de que yo tenga razón? ¿Qué piensa el consensus? Llegados a este punto es importante hacer una precisión: con la palabra en inglés “consensus”, que seguiremos utilizando a lo largo de esta análisis, nos referimos a la media de las previsiones de determinados datos y valores relativos a una empresa, proporcionados por analistas financieros basándose en los principales datos macroeconómicos y en los resultados obtenidos por dicha empresa; el consensus, es un promedio, y por lo tanto en teoría puede considerarse confiable porque elimina los picos alcistas y bajistas facilitados por los analistas. Ahora continuemos con otras preguntas que es oportuno hacerse: ¿de qué manera mi expectativa es diferente a la del consensus? ¿Cómo se relaciona el precio actual del activo con la visión consensual del futuro y con la mía? ¿La psicología del consensus se incluye en el precio? ¿Es demasiado alcista o bajista? ¿Qué sucederá con el precio del activo si el consensus es correcto? ¿y si en cambio yo tengo razón?
Tal y como podemos observar, la diferencia en la carga de trabajo entre el pensamiento de primer y de segundo nivel es enorme. Además, esto es solo la punta del iceberg. Algunos buscan fórmulas simples o respuestas fáciles, pero para encontrar excelentes negocios dentro de los mercados es necesario tener o aprender habilidades analíticas o de intuición excepcionales. Mientras que la mayoría de los inversores tiende a seguir las tendencias, los inversores de nivel superior a menudo van en la dirección opuesta, porque uno de los errores más grandes es comprar cuando el activo está en su pico de mayor popularidad. Es necesario tener mucho valor para vender cuando los demás compran y comprar cuando los demás venden, pero a menudo este comportamiento ofrece el máximo beneficio. No podemos tener éxito simplemente siguiendo las tendencias, porque si así fuera, casi todos serían inversores exitosos. A menudo, aunque la tendencia de unirse a la masa sea fuerte, es necesario hacer exactamente lo contrario. Para tener esta capacidad, como ya veremos más adelante, es necesario construirse una base de conocimientos sólidos.