Hay que redefinir el éxito: en la literatura de los últimos cincuenta años parecían tener importancia solo la imagen pública, el éxito en relación con el juicio de otros y en consecuencia las recetas fáciles para conseguirlo. En la literatura anterior a los años 50, en cambio, la base del éxito era el "carácter ético": integridad, humildad, fidelidad, moderación, valor, paciencia, laboriosidad, modestia, etc. El éxito –como la felicidad- es la integración en nuestro carácter de estos principios fundamentales. De esa manera, se pasa de la ética de la personalidad a la ética de la persona. Los principios que hay que integrar son verdaderos paradigmas con los que vemos, interpretamos y elaboramos el mundo y nuestra vida. El verdadero y profundo cambio es un salto de paradigma. Para lograrlo, hay que pasar de la dirección Outside-In (lo que sucede ahí fuera influye en nosotros de forma pasiva) a la dirección Inside-Out (nuestro carácter, nuestros principios, nuestros paradigmas pueden influir en nuestro contexto y en nuestra vida). Este es el primer paso para avanzar en el proceso de renovación. El Hábito es una mezcla entre el deseo (motivación), el conocimiento (el paradigma, es decir, qué hacer y por qué) y la capacidad (cómo hacer). Los 7 hábitos se dividen en tres partes: los primeros tres hábitos sirven para pasar de la dependencia a la independencia, definiendo el éxito privado. Los siguientes tres permiten pasar de la independencia a la interdependencia, definiendo el éxito público. El último es el proceso de renovación necesario para seguir mejorando.