Cuando se trata de convertirse en millonarios, de inmediato la mayoría de las personas piensa en cómo ganar dinero. Pero T. Harv Eker nos dice que en la mayor parte de los casos este enfoque no funciona, porque lo que sucede afuera no es más que un reflejo de lo que existe en nuestro interior. Por lo tanto, para ser ricos primero debemos tener la mentalidad correcta y sentar las bases para nuestro edificio. Solo cuando hayamos establecido una base sólida, podremos comenzar con la construcción, es decir, ver cómo podemos acumular dinero.
La mayoría de las personas operamos en piloto automático y prestamos poca atención a nuestros pensamientos y creencias, pero si no lo hacemos nos resultará imposible hacer cambios en nuestra situación externa. Y puede que necesitemos hacer cambios, ya que, si seguimos haciendo lo que siempre hemos hecho, lograremos lo mismo que siempre hemos logrado, nada más.
Todo comienza con el modelo de dinero que tenemos arraigado. En algunas personas puede estar determinado para ganar o poseer algunos cientos de dólares, en otras miles y en otras incluso millones. La única forma en que podemos hacer un cambio permanente en nuestro nivel de éxito financiero es replantearnos este modelo.
Cuando nacemos no tenemos ideas preconcebidas sobre el dinero, pero, en la infancia, nuestra mente es como una máquina que se puede programar. Todo lo que pensamos, sentimos y hacemos al respecto nos lo han enseñado otros desde una edad temprana. Esta “programación”, que en la mayoría de los casos proviene de nuestros padres y del contexto en el que crecimos, se da a través de tres vías principales: la verbal, que es lo que nos dijeron desde pequeños, el modelado, que son las personas de quienes tomamos ejemplo o ante quienes nos rebelaremos, y hechos concretos, es decir, las experiencias vividas que moldean nuestras creencias. Así que, en realidad, los comportamientos, estrategias, pensamientos y creencias que tenemos sobre el dinero en la edad adulta son un reflejo de la mentalidad de nuestros padres. Ver para creer.
El problema es que nuestros padres crecieron en una época diferente, y lo que era válido en su realidad, no necesariamente lo será también en la nuestra. La buena noticia es que podemos reprogramarnos para seguir nuestro propio camino y obtener lo que queremos. ¿Cómo? Siguiendo cuatro pasos. Primero, necesitamos consciencia, es decir, debemos ser conscientes de la situación. Luego, necesitamos comprensión. Tenemos que aceptar lo que fue y entender cómo podemos cambiar. El tercer paso es la disociación, en el que tomamos la firme decisión de abandonar el viejo modelo y comenzamos a realizar acciones concretas, como empezar a conocer gente diferente. Finalmente, el último eslabón de la cadena es el del reacondicionamiento. Este último paso merece un análisis más detallado.
¿Cómo podemos lograr el reacondicionamiento? La respuesta es: usando decretos, que son uno de los elementos clave de la técnica de Eker. Un decreto es una declaración que potencia la intención de que algo sucederá, y se expresa de manera positiva. Un decreto es diferente de una declaración, ya que se expresa como si la meta ya se hubiera logrado o estuviera en proceso de hacerlo. Los decretos verbales son poderosos porque hacen vibrar nuestras células y envían potentes mensajes a nuestro subconsciente y al universo. Cuando nuestro subconsciente esté reprogramado, automáticamente nos llevará en la dirección correcta para tener éxito.
El autor del libro recomienda 17 decretos para expresar en voz alta y con mucho énfasis, como cada uno prefiera. Deben estar relacionadas con los rasgos de personalidad y la mentalidad que se requiere para ser millonario (que veremos en el resto de este análisis), y cuando los pronunciemos cada noche y cada mañana, poco a poco se instalarán en lo más profundo de nuestro interior. De esta forma, podremos construir nuestra mentalidad millonaria, que a su vez producirá resultados concretos en el exterior.